Defensa, el presupuesto que siempre engorda
A 31 de agosto, el gasto es de 636 millones más de lo presupuestado. En septiembre se aprobó un crédito extraordinario de 1.782 millones.
Como en los buenos propósitos de año nuevo, lo importante no es lo que se promete, sino el balance de lo cumplido a 31 de diciembre. Pues bien, a 31 de agosto las cuentas del Ministerio de Defensa ya suman un desvío -hacia arriba, claro- de más de 636 millones de euros, como bien alertaba la periodista Ana Tudela esta mañana en Twitter. El BOE ha publicado hoy las ‘Operaciones de ejecución del Presupuesto del Estado y de sus modificaciones y operaciones de Tesorería’ en el que se detallan, cada mes, los gastos e ingresos de la administración, es decir, el cumplimiento -o no- de los buenos propósitos descritos en los Presupuestos Generales del Estado.
En Defensa, al presupuesto inicial de algo más de 6.316 millones de euros se suma esa “modificación” de otros 636 millones largos. En total, a 31 de agosto de 2012, el Ministerio de Defensa prevé gastar casi 7.000 millones de euros (6.953.113.000 euros, para ser exactos) este 2012.
Además, el pasado 7 de septiembre el Gobierno aprobó un Real Decreto por el que concedía un crédito extraordinario a dicho Ministerio para el pago de armamento ya adquirido por una cuantía de más de 1.700 millones de euros (1.782.770.890 euros, para los amantes de la concreción). Lo más caro del lote, que incluye un par de helicópteros, un obús, un misil y un carro, entre otros, es un avión EF-2000 que cuesta más de mil millones de euros. El objetivo, según explicó entonces el Gobierno, era intentar paliar una parte de las deudas del departamento con los proveedores de la industria armamentística. Queda pendiente saber si esos 1.700 millones se sumarán a la desviación a 31 de agosto. En caso de que fuera así, el gasto total de Defensa se elevaría ya a 8.735 millones de euros, 2.000 millones más de lo presupuestado inicialmente.
El maquillaje en defensa, un clásico de la democracia española
Esta no es la primera vez que los gastos del Ministerio de Defensa crecen y se multiplican según pasan los meses. En 2011, con el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, un presupuesto inicial de 7.156 millones de euros engordó hasta los 8.301 en la ejecución de las cuentas a 31 de diciembre. No podremos comparar el gasto en Defensa de ambos ejercicios hasta que tengamos el dato real, a 31 de diciembre, del año 2012 (se suele publicar en marzo del año siguiente). Será entonces cuando podremos verificar si el coste del ministerio ha disminuido o, en cambio, ha crecido.
No son casos aislados: lo presupuestado para este ministerio crece invariablemente año tras año. Supongamos que se trata de un desvío de cuentas justificable por la necesidad de adaptarse a circunstancias imprevisibles durante el año de ejecución del presupuesto. Pongamos, como ejemplo, que se necesite más personal para cubrir bajas inesperadas, o que el gasto en armamento básico crezca unos miles de euros porque se han previsto menos desperfectos en el material. No parece el caso, ya que se trata de cuantiosas partidas presupuestarias: el desvío anual nunca baja de los 1.000 millones de euros. Unos ejemplos:
- En 2010, se presupuestaron 7.694 millones de euros y se gastaron 8.715.
- En 2009, se presupuestaron 8.255 millones de euros y se gastaron 9.344.
- En 2008, se presupuestaron 8.149 millones de euros y se gastaron 9.810.
Cuando se aprobaron los presupuestos para este 2012, muchos criticaron que la reducción del gasto en Defensa fuera de un 8,8%, cuando otros departamentos como Educación Cultura y Deporte (reducción del 21,2%), Asuntos Exteriores y Cooperación (54,4%) o Sanidad (13,7%) sufrieron recortes mucho mayores. De hecho, el tijeretazo medio en el global de los ministerios era de casi el doble (16,9%). Pues bien, si atendemos al gasto real a estas alturas de año, al balance en lugar de a las promesas de año nuevo, las críticas de entonces se quedaron cortas.
Como comenta la periodista Ana Tudela, tendemos a publicitar y prestar atención a los presupuestos, pero nos olvidamos del balance a final de año, de la ejecución de los mismos, de cómo se ha repartido de facto el dinero público. Que no vuelva a pasar.
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