Rectificación: la información publicada inicialmente afirmaba que eran 14, y no 13, los laboratorios que publicaban datos en agregado. Incluíamos en la lista a Angelini, pero esta compañía sí publica toda la información. El error estaba en que habían dado un nombre confuso al archivo, que nos llevó a analizar los datos de 2016, y no de 2017.

Este ha sido el primer año en el que el gasto en médicos se ha declarado, de forma completa, con nombres y apellidos. Hasta ahora, con los pagos de 2015 y 2016, la información se hacía pública solo si el profesional accedía. Y, ¿qué pasó? Que la mayoría se ocultaba (8 de cada 10 euros) y que los médicos que preferían ocultar estos datos eran, además, los que recibían más dinero.

Hace un año, José F. Zamarriego, director de la unidad de supervisión deontológica de Farmaindustria, respondía así -en declaraciones a Civio- a las posibles reticencias de algunos profesionales por hacer pública esta información: “Si usted considera que el hecho de aparecer en la página web de un laboratorio le puede perjudicar, no lo acepte [la transferencia de valor]”.

Pero este año (en referencia a los datos de 2017) la cosa ha cambiado. La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) estableció que, si se toman medidas para evitar el tratamiento posterior de esos datos, las farmacéuticas pueden publicar nombre y apellidos de todos ellos, consientan o no. Y así se decidió. Pero no todas las farmacéuticas lo cumplen.

13 de los 85 grupos farmacéuticos analizados incumplen su propia autorregulación: han utilizado el método que sí valía en las dos rondas anteriores y publican en agregado (solo una cifra total) las transferencias a una parte de los médicos a los que destinan estos fondos. Sin nombres y apellidos. Así, siguen ocultando una parte de la información.

Pagos declarados en agregado

Entre ellas se encuentran algunas grandes como Abbvie, que oculta el nombre de 192 médicos a los que paga un total de 215.447 euros en honorarios. O Bayer, que suma más de 100.000 euros entre honorarios y gastos relacionados sin destinatario conocido. Ambas alegan, a través de Farmaindustria (como también lo hacen General Electric y Ferrer) que ocultan una parte de los nombres porque son pagos realizados en años anteriores, cuando no había obligación de dar esa información. Las transferencias de valor deben referirse al año anterior completo, sobre todo teniendo en cuenta que se publican seis meses después de que se acabe el mismo y existe margen de tiempo suficiente para cerrar el ejercicio. Y, aunque se refieran a años anteriores, es imposible comprobar si esos agregados corresponden a 2016 o, simplemente, han decidido ocultar parte de la información.

El caso de Roche es más curioso, solo un profesional por una de las cuatro categorías (honorarios, gastos relacionados, viajes y entradas a congresos) se oculta. Aunque no se puede desprender de sus datos, puede ser la misma persona. Solo en honorarios, un médico que no da su nombre cobró casi 22.000 euros de este laboratorio. Desde el laboratorio aseguran que ejerció el derecho de oposición para evitar la publicación de los datos.

También Astrazeneca y Sanofi aseguran que los pagos agregados corresponden a médicos que han ejercido el derecho de oposición y remiten a la resolución de la Agencia Española de Protección de Datos, pese a que ese documento asegura de forma clara que esta información es de interés general y es necesario demostrar la necesidad de proteger un interés superior para poder ocultarlo, algo que parece que ha quedado en manos de las propias farmacéuticas.

Gilead, por su parte, asegura que los pagos que aparecen en agregados corresponden a profesionales sanitarios que no firmaron a tiempo el recibí de haber leído los documentos sobre protección de datos, pese a que las transferencias de valor se publican seis meses después del cierre del ejercicio.

Alcon Cusi solo publica una cifra global y no da ningún nombre de profesional sanitario. En su caso, la excusa es que cedió a Novartis todos sus medicamentos con receta y, por tanto, no tenía obligación de cumplir el código. Pero hasta mediados de 2018 -y recordemos que las transferencias se refieren a 2017- mantenía en su cartera fármacos que sí necesitaban prescripción.

Veamos qué hicieron, en años anteriores, los 18 médicos que recibieron cantidades superiores a 50.000 euros de una farmacéutica en 2017: 15 de ellos no aparecen como receptores, ni en 2015 ni en 2016, de las farmacéuticas que en 2017 les transfirieron más de 50.000 euros. Puede que el año pasado fuera el inicio de esa relación entre farmacéutica y profesional. O puede que se encuentren entre los profesionales que prefirieron ocultar su nombre y confirmen, así, la tendencia global que demostramos hace un año: los opacos reciben cuantías más elevadas que los transparentes.

Uno de esos 18, Enrique Grande Pulido, asegura que “muchos profesionales cobran a través de sociedades” y eso no se refleja en el listado de transferencias a médicos. Además, intuye (sin datos para demostrarlo) que “los que más facturan, lógicamente, son los que tienen la sociedad” y que profesionales como él, que lo reciben directamente a su nombre, reciben mucho menos. Para él, que se diga que está entre los que más cobra es “injusto”. En 2017 recibió 141.741 euros de 12 farmacéuticas, el 57% procede de Pfizer. Su nombre no aparece en los listados ni de 2015 ni de 2016, cuando no era obligatorio. “Si me dan a elegir, prefiero que no salga”, admite.

Han participado en el análisis y limpieza de datos necesarios para esta investigación María Álvarez del Vayo, Miguel Ángel Gavilanes, David Cabo, Javier de Vega, Amir Campos y Raúl Díaz Poblete, que además se ha encargado de la visualización. Ángela Bernardo ha colaborado con las entrevistas.

Hemos analizado los documentos sobre transferencias de 145 farmacéuticas adscritas al Código de Buenas Prácticas de Farmaindustria. La extracción y análisis de datos se realizó entre finales de agosto y principios de septiembre de 2018. Una de ellas, Allergy, cambió el documento después de esa fecha y corrigió el error, incluyendo todos los pagos individualizados. Como algunas pertenecen a grupos empresariales, se publican en 85 documentos.

De entre las que publican algunos -o todos- los datos en agregado, solo reseñamos aquellas que comercializan fármacos que necesitan receta.

Tras la publicación de este reportaje, algunos de estos laboratorios presentaron sus excusas a través de Farmaindustria. Solo en un caso, y porque el nombre del archivo llevaba a error, la información no era correcta y se ha rectificado.

Hemos mantenido a aquellas que alegan que publican en agregado datos de años anteriores porque creemos que su propio Código es bastante específico en cuanto a que se deben publicar datos de un ejercicio completo -por eso se revelan seis meses después de su cierre y porque no podemos comprobar que esos nombres ocultos pertenezcan, de facto, a años anteriores.

Similares alegaciones se han presentado con el tema de protección de datos o la falta de tiempo para reclamar que los médicos hubieran leído el documento informativo sobre este aspecto. Una aplicación homogénea del Código evitaría esta variedad de maneras de entender su aplicación, lo que no permite evaluar si se cumple o no de forma rigurosa.

Además, Otsuka alega problemas técnicos sin determinar.

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