“La salud mental es como el dentista. En la mayoría de países de la Unión Europea, todo lo que te ocurra en lo físico está cubierto, pero para ir al dentista tienes que pagar un extra y para cuidar tu salud mental, también”, explica Marcin Rodzinka, portavoz de la asociación Mental Health Europe. En España, de media, cinco de cada 100 personas están diagnosticadas de depresión, el mismo dato que personas con trastornos de ansiedad. Sin embargo, estas cifras no son un reflejo exacto de la realidad. No todas las personas que necesitan tratamiento por ansiedad o depresión lo reciben o llegan, siquiera, a ser diagnosticadas.

Estos dos problemas mentales son los más frecuentes. Y no se deberían infravalorar, como pasa a menudo: “Si no se tratan a tiempo y de forma adecuada, acaban generando una discapacidad muy importante”, aclara Javier Prado, portavoz de la Asociación Nacional de Psicólogos Clínicos y Residentes en España (ANPIR).

Los sistemas públicos de salud de los países de la Unión Europea no siempre incluyen el tratamiento de estos problemas, pese a que en algunos, como Portugal, Países Bajos o Irlanda, la ansiedad supera los siete casos por cada 100 personas. Grecia es el país con más prevalencia en depresión, seguido por España y Portugal. Nel Zapico, presidente de la Confederación Salud Mental España, explica la importancia de estas tasas tan altas, especialmente del número de personas con depresión: “Es una lacra, porque además tiene una salida a veces bastante dramática y que tiene mucho que ver con el suicidio”.

Cuando la depresión termina en suicidio

“Es muy importante hablar de salud mental. Es muy importante hablar de suicidios. Quitar la palabra tabú. Yo me he intentado suicidar. Soy superviviente de suicidio”, dice Andrés Colao, portavoz de AFESA, una asociación de familiares y personas con enfermedad mental. Un informe de 2017 señalaba que la falta de diagnóstico y tratamiento adecuado de la depresión puede ser una de las principales causas de las altas tasas de suicidio en Europa. En España, casi ocho muertes por cada 100.000 habitantes fueron por este motivo en 2016, según Eurostat. El suicidio tiene mucho que ver con la salud mental, pero no solo. “Es un asunto multifactorial”, señala Prado.

“Del estigma se deriva la idea de que los problemas de salud mental sean cosas como oscuras, relacionadas con psiquiatría, con el loco que oye voces y en realidad eso nos confunde y no visibiliza los problemas mayoritarios”, señala Prado. El estigma es el principal obstáculo para la atención de las personas con trastornos mentales, según un estudio. Muchas de estas barreras sociales impiden a las personas con problemas de salud mental comunes -que no menores- acceder a un diagnóstico y tratamiento adecuados.

Un alto número de pacientes con síntomas depresivos no buscan tratamiento porque creen que la ayuda no servirá y no tiene solución o que es algo normal después de un acontecimiento traumático en la vida. Otros consultan a un médico sobre los síntomas físicos como el insomnio o la fatiga, recibiendo medicación para dichas dolencias pero sin acceder a un tratamiento psicológico adecuado para detectar el origen del problema, señala un informe. Sin embargo, incluso cuando se supera el estigma, aparecen otros obstáculos que impiden al paciente recibir de forma gratuita el tratamiento idóneo en el menor tiempo posible. “La evidencia muestra que el acceso a cuidados de salud mental puede ser insuficiente incluso en países con ingresos altos, sanidad pública universal y sistemas comunitarios bien desarrollados”, detalla un análisis.

Quienes no están diagnosticados no se incluyen en las estadísticas, por lo que los datos difieren de la realidad. Del mismo modo, el acceso a tratamientos de salud mental es público en la mayoría de países, pero solo en teoría.

No todos los países de la Unión Europea conceden acceso a un psicólogo en el sistema nacional de salud. Bulgaria y Letonia solo cubren psiquiatría, por ejemplo. Francia tampoco cuenta con psicólogos en su sistema de salud, aunque tiene en marcha un programa piloto de atención psicológica en algunas regiones desde 2018. Luxemburgo, por su parte, está negociando la entrada de estos profesionales en el sistema sanitario.

El resto de países, en teoría y sobre el papel, cubren el acceso a psicólogos en la sanidad pública. Sin embargo, esto no siempre se cumple en la práctica. “Hay tres problemas principales: el estigma, los tiempos de espera y los pagos extra en algunos países”, concluye Rodzinka. Además, no todas las personas están cubiertas por la sanidad pública en algunos estados. A esto hay que sumarle el tope en el número de consultas que hay en algunos casos y, en general, la falta de recursos humanos y económicos. Y, aunque en España no tenemos ese tipo de problemas para acceder a tratamiento por el sistema de sanidad público, sí tenemos otras barreras.

Una solución que llega tarde

“Los servicios de salud mental tienen que ser ágiles, accesibles y rápidos. Cuando una persona consulta porque se encuentra mal necesita una respuesta lo más rápida posible” comenta Marta Poll, psicóloga y directora de la Federació Salut Mental Catalunya. Pero esta no suele ser la situación habitual, como señala Prado: “Uno llega a su médico de cabecera en Madrid y le dice, ‘bueno, puede que usted necesite un psicólogo clínico’, pero hay una lista de espera de seis meses. Entonces le dice ‘vaya usted tomándose esto’ o ‘si se lo puede permitir, váyase usted a la privada’”. Las largas listas de espera para una consulta con el psicólogo siguen siendo uno de los principales problemas en los países que cubren este tipo de tratamiento. En al menos siete países de la Unión Europea los pacientes tienen que esperar más de un mes para ser tratados. “Cuando una persona está en estado de necesidad o a veces en estado de emergencia, debe existir la posibilidad de tener una respuesta ágil porque en algunos casos, como en la depresión, pueden terminar en suicidio. Y en otros casos, los problemas pueden cronificarse cuando no tiene por qué”, explica el presidente de la Confederación Salud Mental España.

Un informe del Defensor del Pueblo detalla lo difícil que es conocer de forma exacta cuál es la demora real en las diferentes comunidades autónomas: solo diez hicieron llegar datos a la institución y, además, de forma heterogénea. Entre las que menos tiempo hacen esperar a sus pacientes se encuentra Asturias, con 26 días de media. Alrededor de dos meses es lo que tienen que esperar los pacientes en Aragón, Baleares, Cantabria o La Rioja. En la Región de Murcia, los pacientes en edad adulta esperan una media de 71 días para la primera consulta y 43 días entre la primera y la segunda cita.

La psicología no es una rama prioritaria dentro de los sistemas públicos de salud europeos, ni en recursos ni en personal (tampoco la psiquiatría). “Hay profesionales muy buenos, lo malo es lo precario del sistema”, explica Montse Aguilera, miembro de una asociación por los derechos de las personas que, como ella, tienen algún problema de salud mental. Países como España, Italia, Portugal, Grecia y Croacia no superan el ratio de 20 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Suecia y Dinamarca, en contraste, alcanzan los 50 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Pero, aunque las ratios de esos países son mucho más altas que la media europea, para algunos expertos sigue sin ser suficiente.

En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el número de psicólogos colegiados en 2018 ascendía a 32.516. Sin embargo, solo una ínfima parte trabajaba en la sanidad pública: el número de psicólogos en los hospitales del Sistema Nacional de Salud era de 2.397 en ese mismo año, de acuerdo con un informe de Sanidad al que hemos tenido acceso gracias a la Ley de Transparencia. “Nosotros estimamos que para dar un servicio de mínima calidad tendríamos que tener 12 profesionales por cada 100.000 habitantes solo en el Sistema Nacional de Salud, es decir, 6.000 psicólogos clínicos en números absolutos”, comenta Prado. Por comunidades autónomas, el número de profesionales creció en todas durante la última década, aunque con diferencias significativas: “Mientras que comunidades como Madrid, Canarias o Navarra, con la información suministrada, han doblado o más el número de psicólogos que intervienen en salud mental, en otros territorios la variación es mínima y, desde luego, alejada de la idea de reforzar este tipo específico de atención sanitaria”, señala también el Defensor del Pueblo.

La falta de profesionales en psicología hace que, de forma habitual, estos trastornos se traten en atención primaria, asegura Colao. “La gran mayoría de los trastornos mentales comunes son atendidos por el médico de cabecera porque salud mental está saturado y ya no hacen el intento de mandar a un paciente que va a tardar entre 4-9 meses, en Madrid por ejemplo, en ser atendido”. E incluso cuando consigues llegar a tratarte con un profesional de la sanidad pública, las limitaciones en recursos siguen siendo obvias: “Si te recibe el psicólogo clínico, te va a ver 20-30 min y te va a dar cita para dentro de 6-8 semanas”, cuenta Colao.

Si puedes pagarlo, puedes tratarlo

Pero no solo eso; aunque no es así en España, en al menos otros nueve estados de la UE hay que realizar pagos extras para poder acceder a la consulta del psicólogo en el sistema de salud público. Este precio varía entre países e incluso entre regiones, como en el caso de Italia, pero en todos puede presentarse como otro de los mayores obstáculos para acceder a un tratamiento. Además, en ciertos países también hay limitaciones en el número de sesiones que el paciente puede tener con el especialista.

“Es difícil comparar las situaciones entre países, pero conocemos cuáles son las limitaciones y las barreras. Hay muchas, pero la más obvia es el hecho de que la salud mental no esté cubierta por el estado o la aseguradora de salud en muchos de los países, por lo que debes pagarlo de tu propio bolsillo”, explica el portavoz de la asociación Mental Health Europe. En Rumanía hay que trabajar, de media, casi cuatro días para pagar una sola sesión con un psicólogo privado. En Eslovaquia, Estonia y Croacia esta cifra supera los dos días.

En el otro extremo está Francia donde, aunque no dispone de cobertura psicológica por lo público, necesitas gastar menos de tu salario para pagar una consulta privada. “El sector privado ayuda mucho a acortar la brecha, pero no es accesible para todo el mundo. Puede servir para las personas con ingresos altos, con trabajo o para personas que son conscientes de que tienen un problema psicológico, necesitan ayuda y pueden pagarla”, señala Rodzinka. Esto es, no para los más necesitados.


Descubre las diferencias en el acceso a la salud mental en Europa y las fuentes de los datos.

Metodología abreviada

Este es el resultado de una investigación que comenzó en mayo de 2019 y que se ha prolongado durante muchos meses. Han colaborado en este trabajo Aspasia Daskalopoulou y Monica Georgescu.

Arrancamos la investigación empapándonos del tema: entrevistamos a personas expertas y estudiamos informes, papers e investigaciones previas sobre el tema. Descubrimos que no había datos sobre la realidad del acceso a la salud mental, y que los oficiales no contaban, del todo, el problema, sino que se quedaban en la superficie, por lo que decidimos crear de cero nuestra propia base de datos. Así, enviamos un cuestionario sobre acceso al tratamiento psicológico en los sistemas nacionales de salud de todos los países de la Unión Europea (incluido Reino Unido, dado que la investigación se hizo de forma previa al Brexit).

Enviamos las preguntas a las organizaciones profesionales de psiquiatras y psicólogos de todos los países, a diversas organizaciones sin fines de lucro relacionadas con la salud mental, a personas expertas en estos campos y a los periodistas que forman parte de la red European Data Journalism Network (EDJnet). También a los gabinetes de prensa de todos los Ministerios de Sanidad europeos, con la excepción de España, donde hicimos una solicitud de acceso a la información pública.

Para crear nuestra base de datos y que fuera lo más actualizada y rigurosa posible, también pedimos a todos los Ministerios de Sanidad de países de la Unión Europea (incluido Reino Unido) los datos más recientes de psicólogos por 100.000 habitantes de sus sistemas nacionales de salud. Y, por último, solicitamos a las organizaciones nacionales de profesionales en psicología que nos dieran una estimación de los rangos de precios en las consultas privadas de sus respectivos países.

En paralelo, consultamos numerosos informes oficiales y fuentes estadísticas, procedentes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea, el Institute for Health Metrics and Evaluation y Eurofound, entre otras. El objetivo era comprobar la veracidad de la información de la que disponíamos y recabar nuevos datos para poner en contexto o explicar todas esas barreras de acceso.

Una vez teníamos una primera versión de la base de datos, que fue puliéndose (con diversas ediciones de varios miembros del equipo) y creciendo durante los meses que duró la investigación, entrevistamos a personas expertas en el ámbito de la salud mental, como profesionales en psiquiatría y psicología, activistas, familiares de personas afectadas por este tipo de problemas y pacientes, para conocer sus testimonios en primera persona.

En las estimaciones de copago y precios de consultas privadas, hemos tenido en cuenta los datos de salarios mínimos por países del último semestre de 2020, procedentes de Eurostat, salvo en el caso de Austria, Dinamarca, Finlandia, Italia y Suecia, donde se han extraído las cifras de un informe de Eurofound dado que no disponen de un salario mínimo general, sino que depende de cada convenio colectivo. Además, como no existe un tope máximo de horas anuales de trabajo, estos datos se han calculado con una estimación de 1.720 horas/año para todos los países, ya que es el límite que usa la Comisión Europea, por ejemplo, a la hora de llevar las cuentas de becas y subvenciones, como ocurre en el programa Horizon 2020. Las visualizaciones son embebibles en múltiples idiomas y han sido desarrolladas con D3.js, ai2html.js y scrollama.js.

1) Los datos de prevalencia de los problemas de salud mental proceden del análisis del Global Burden of Disease, del Institute for Health Metrics and Evaluation. Hemos tenido en cuenta las prevalencias, es decir, el número de individuos con problemas de salud mental en un momento dado en relación a la población total durante ese periodo de tiempo. Así, hemos sacado las tasas de prevalencia (rates) disponibles de 2019 para trastornos de ansiedad y trastornos depresivos, dado que son los problemas más comunes relacionados con la salud mental. Puedes descargar los datos aquí.

2) También se han consultado los informes Health at a Glance de 2018 y de 2020 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el World Mental Health Survey, el European Health Information Gateway y el Mental Health Atlas (en sus diferentes ediciones, la última de 2017) de la Organización Mundial de la Salud, la encuesta European Quality of Life Survey (2016) de Eurofound y los European Core Health Indicators (ECHI), el EU Compass for Action on Mental Health and Well-being (2016), el informe EuroPoPP-MH (2013), el informe de Joint Action on Mental Health and Well-being - Depression, suicide prevention and e-health, el informe sobre los psicólogos y profesionales relacionados en la Unión Europea (2015) y el Eurobarómetro de 2014 dedicado a la salud mental de la Comisión Europea.

Además, se han consultado diversas investigaciones relacionadas con los suicidios, las diferencias de acceso en la atención sanitaria y en los trastornos de ansiedad, la carga por enfermedad, la atención psicológica en atención primaria (ensayo PsicAP), una revisión sobre el estado de la atención en salud mental en Centroeuropa y Europa del este, estudios sobre el coste de los problemas de la salud mental y sobre las reformas de la atención en salud mental en varios países europeos, así como un informe de diversas sociedades científicas sobre la depresión, entre otros muchos trabajos.

3) Se envió un cuestionario inicial sobre el acceso a la atención en salud mental a las organizaciones profesionales nacionales de psicología y de psiquiatría de todos los países pertenecientes a la Unión Europea antes del Brexit, a expertos y a entidades sin ánimo de lucro relacionadas con la salud mental y a los periodistas de la red European Data Journalism Network (EDJnet). El objetivo era conocer la situación de la atención en salud mental de cada uno de los países (si cubrían o no los tratamientos psicológicos, cuáles eran las barreras y limitaciones más importantes, etc.)

Este mismo cuestionario se envió por correo electrónico a todos los Gabinetes de Prensa de los Ministerios de Sanidad de todos los países de la Unión Europea (recibimos respuesta de todos los Gobiernos salvo en el caso de Francia, Hungría, Polonia, Portugal). Además, incluimos a Reino Unido dado que la investigación comenzó antes del Brexit. En el caso de España, realizamos una solicitud de acceso a la información pública para disponer del informe de 2018 sobre atención psicológica de la Secretaría General de Sanidad en el que se basaron las recomendaciones de 2020 del Defensor del Pueblo sobre el acceso a los psicólogos en el sistema nacional de salud.

Por qué no incluimos a algunos países europeos o por qué descartamos que ofrezcan acceso al tratamiento psicológico

Luxemburgo: según nos ha confirmado el Ministerio de la Seguridad Social y la Société Luxembourgeoise de Psychologie, el seguro público de salud (CNS) no cubre de momento el acceso a los tratamientos psicológicos, pero en la actualidad trabajan en una nueva regulación que está siendo negociada y que el Gobierno pretende que entre en vigor durante el primer semestre de 2021.

Chipre: el sistema de seguro sanitario (GESY) acaba de ser reformado recientemente, según nos confirman un portavoz del Gobierno y la asociación nacional de psicólogos, para incluir, entre otras prestaciones, el acceso a estos profesionales, por lo que no disponemos de momento de datos actualizados sobre la realidad en su acceso ni sobre las barreras y las limitaciones que existen.

Letonia: el Ministerio de Sanidad nos confirmó que “el psicoterapeuta no está pagado por el Estado, sólo si este especialista trabaja en la atención hospitalaria como miembro del equipo multiprofesional”, por lo que hemos considerado que no existe acceso regular a este tipo de servicios para el conjunto de la ciudadanía.

Bulgaria: un portavoz del Ministerio de Sanidad nos explicó que “los psicólogos no están contratados por el seguro de salud. Se les paga de su bolsillo en los casos ambulatorios o con el presupuesto del respectivo hospital donde trabajen”.

Francia: pese a no recibir respuesta del Ministerio de Sanidad, sabemos por la asociación nacional de psicólogos que el acceso a la psicología no está cubierto por lo público, aunque existen varios proyectos piloto en marcha desde 2018 para tratar la ansiedad y la depresión de carácter leve en pacientes de entre 18 y 60 años y los problemas de salud mental en jóvenes de hasta 21 años con el fin de reducir las tasas de suicidio. Estos programas piloto no se han establecido en todo el país, sino que se han desarrollado de forma experimental en Toulouse, Marsella o Bretaña, por citar solo algunos ejemplos.

Aunque Bélgica sí está incluida, cabe destacar que también existe un programa piloto para acercar el acceso al tratamiento psicológico a la atención primaria (prestación en primera línea). En este caso específico, según nos explica Sarah Morsink, experta en esta reforma de salud mental del Ministerio de Sanidad de Bélgica, el servicio se presta con un máximo de 8 sesiones al año, un copago de 11,20 euros por sesión (que puede reducirse a 4 euros en el caso de personas con problemas económicos), con tiempos de espera medios de 10 días y máximo de un mes, y con acceso a 750 profesionales de todo el país. No tenemos en cuenta estos datos en la visualización ya que no se trata de un programa escalable a todo el país.

4) Hemos tenido en cuenta que existen dos tipos principales de sistemas sanitarios. Hemos visto las diferencias entre el sistema Bismarck y el de Beveridge y su implantación en los diferentes países europeos en este informe (2019) del Ministerio de Sanidad de España.

5) Los datos de copago fueron obtenidos de diversas fuentes, incluidas fuentes oficiales, informes y entrevistas con personas expertas. En el caso de Austria, la información procede del Ministerio de Sanidad y de un informe (2018) de la Organización Mundial de la Salud; además, hemos recabado información del Fondo de Seguro de Salud de Austria y de un artículo científico sobre la atención en salud mental en este país. En el caso de Bélgica, procede del National Institute for Health and Disability Insurance (RIZIV); en Dinamarca, de la Asociación nacional de psicólogos y de la contestación recibida por correo de la Asociación nacional de psiquiatras (DPBO). En Estonia, conseguimos la información a través de un informe (2018) de la Organización Mundial de la Salud y de la información ofrecida por la Asociación nacional de psiquiatras y por la de psicólogos; en Finlandia, lo logramos gracias a la respuesta de la Asociación nacional de psicólogos y de la información disponible sobre la Seguridad social finesa (KELA). En el caso de Alemania, el dato procede de un informe (2019) de la Cámara Federal de Psicoterapeutas (BPTK); en Grecia, consultamos un informe (2017) de la Organización Mundial de la Salud y de las entrevistas realizadas a una decena de fuentes oficiales y personas expertas por la periodista Aspasia Daskalopoulou. En Hungría, consultamos un informe (2018) de la Comisión Europea sobre las desigualdades en el acceso a la atención sanitaria; en Irlanda, hemos confirmado la información en la página web oficial del sistema sanitario nacional. En el caso de Italia, el Ministerio de Sanidad establece una tarifa nacional para el copago de determinadas prestaciones sanitarias, como ocurre con la psicoterapia individual; no obstante, las competencias en materia de sanidad dependen de las regiones, por lo que hemos consultado una a una la tarifa establecida (en la mayoría de los casos la tarifa es equivalente a la establecida a nivel nacional, aunque en algunas regiones, como Friuli-Venezia Giulia, Toscana, provincia autónoma de Trento, Umbría, Valle d’Aosta y Veneto, el copago es un poco más elevado). En Lituania, la información fue consultada con el Ministerio de Sanidad; en Malta, la información procede de la asociación nacional de psicólogos; en Países Bajos, consultamos la información oficial; en Polonia, República Checa, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia y Suecia, no pudimos confirmar el dato de copago; en Portugal, la información obtenida procede de un informe (2016) de la Comisión Europea. En el caso de España, se consultó la información oficial del Ministerio de Sanidad relativa a la atención en salud mental y a la cartera de servicios de la atención especializada. En Reino Unido, se obtuvo la información del Sistema Nacional de Salud (Inglaterra) relacionada con el programa IAPT. No tenemos datos específicos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Puedes descargar los datos de copago aquí.

6) La información sobre el número limitado de sesiones en atención psicológica procede de diversas fuentes. En el caso de Austria, viene de la respuesta del Ministerio de Asuntos Sociales y de un informe (2018) de la Organización Mundial de la Salud; en Bélgica, la información fue confirmada por Sarah Morsink, experta de la reforma de la atención en salud mental del Ministerio de Sanidad; en Dinamarca, consultamos con Anne Mette Brandt-Christensen, experta en atención a la salud mental; en Estonia, los datos vienen de la asociación nacional de psiquiatras. En el caso de Finlandia, consultamos con la asociación nacional de psicólogos y con la web oficial de KELA; en Alemania, la información procede del Ministerio de Sanidad, de un informe (2019) de la Cámara Federal de Psicoterapeutas (BPTK), de las preguntas realizadas a Julia Scharnhorst, portavoz del EFPA standing committee on Health and Psychology, y a la German Society for Psychiatry and Psychotherapy, Psychosomatics and Neurology e. V. (DGPPN), de unas guías de acceso a la terapia psicológica y de dos periodistas locales (Robert Meyer, de Spiegel Data, y Kira Schacht, de Deutsche Welle). Consultamos la web oficial del sistema sanitario de Irlanda; contactamos con el Ministerio de Sanidad y con la asociación nacional de psiquiatras de Lituania para confirmar el número limitado de sesiones; y, en el caso de los Países Bajos, un portavoz del Ministerio de Sanidad señaló que había una limitación, pero sin concretar la cifra específica. En Eslovaquia, el Ministerio de Sanidad nos dijo que había limitaciones de sesiones, sin especificar el número, un dato que nos proporcionó la experta Barbora Vaseckova. En España, la asociación nacional de psicólogos clínicos y residentes (ANPIR) nos confirmó que no existe un número limitado de sesiones en lo público, al igual que sucede en Suecia, como nos señaló un portavoz del Ministerio de Sanidad. En Reino Unido, utilizamos el dato procedente del sistema nacional de salud (Inglaterra), basado en el modelo de atención escalonada (terapia cognitivo-conductual individual), según las guías NICE. También consultamos las estadísticas oficiales del Sistema Nacional de Salud (Inglaterra) para comprobar los últimos datos sobre el número promedio de sesiones de tratamiento ofrecidas. No tenemos datos específicos de Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Por último, no conseguimos información específica relativa a Croacia, República Checa, Grecia, Hungría, Italia, Malta, Portugal, Polonia, Rumanía y Eslovenia. Puedes descargar los datos sobre el número limitado de sesiones aquí.

Además, se ha estimado una hora de duración por sesión psicológica para convertir y visualizar el dato de Austria, establecido en 40 horas, que hemos hecho equivalente a 40 sesiones, con el fin de que fuera comparable con el resto.

7) Los datos de psicólogos en el sistema nacional de salud por 100.000 habitantes se han solicitado por correo electrónico a las siguientes entidades: National Register of Health Care Providers, Croatian Institute of Public Health (Croacia, son datos de 2019), Sundhedsdatastyrelsen - Autoridad de Salud y Medicamentos (Dinamarca, son datos de 2018), Ministerio de Sanidad (Grecia, son datos de 2019), Institute of Hygiene - Lietuvos Respublikos, Sveikatos Apsaugos Ministerija (Lituania, son datos de 2019), National Health Fund data - Ministry of Health (Polonia, son datos de 2019), National Health Information Centre (NHIC) and Slovak Psychological Association - Health Minister (Eslovaquia, son datos de 2020), Register of health care providers and health care workers - National Institute of Public Health - Ministrstvo Za Zdravje (Eslovenia, son datos de 2020), Ministerio de Sanidad (Irlanda del Norte, Reino Unido, son datos de 2020). En otros casos, la información ha sido obtenida a través de informes y de estadísticas oficiales: National Institute for Health Development (Estonia, son datos de 2019), Irish Government - Health Service Employment Report October 2020 (Irlanda, son datos de 2020), Informe Il personale del sistema sanitario italiano - Anno 2017 (Italia, son datos de 2017), Relátorio CNS - Conselho Nacional de Saúde (Portugal, son datos de 2019), Socialstyrelsen - Statistical Database, Health Care Practitioners (Suecia, son datos de 2018), NHS Workforce Statistics (Inglaterra, Reino Unido, son datos de 2020), confirmado por el Gabinete de Prensa de Stats Wales (Gales, Reino Unido, son datos de 2020), NHS Scotland (Escocia, Reino Unido, son datos de 2020). En el caso de España, se realizó una solicitud de acceso a la información pública a la Secretaría General de Sanidad, para obtener el informe de 2018 sobre la situación de la psicología clínica en el sistema nacional de salud en el que se basó la recomendación del Defensor del Pueblo, que contiene datos relativos a 2018. No fue posible obtener los datos del resto de países de la Unión Europea, pese a haber insistido en múltiples ocasiones a los Ministerios respectivos de Sanidad y, en algunos casos, a otros organismos oficiales dedicados a la atención sanitaria o a la investigación estadística. Puedes descargar estos datos aquí.

La recomendación de contar con 20 psicólogos por cada 100.000 habitantes o, lo que es lo mismo, 1 psicólogo por cada 5.000 habitantes, procede de un informe publicado en 2012 por los psicólogos clínicos Michael Byrne (Principal Psychology Manager, Health Service Executive de Irlanda) y Andrea Branley (National University of Ireland). Esta ratio es muy similar a la propuesta de forma anterior por la British Psychological Society. Hemos tratado de contactar con los autores del informe, sin recibir respuesta al cierre de este artículo. Y hemos contrastado la información con el Dr. Javier Prado, de ANPIR, quien nos ha señalado que se trata de una proporción excelente, que permitiría, por ejemplo, en el caso de España ofrecer un “grado de asistencia excelente, no solo limitado a la salud mental como ahora, sino en atención primaria, oncología, neurología, cirugía bariátrica, infancia y adolescencia en diversos formatos, etc.”

No hemos utilizado los datos del Mental Health Atlas de 2017de la Organización Mundial de la Salud, pese a que aporta información sobre el número de psicólogos por 100.000 habitantes en algunos países europeos. El motivo es que los datos no resultan consistentes con la información suministrada a Civio por las autoridades oficiales de cada país, existen incongruencias con los datos de anteriores atlas, no explican la metodología y tampoco ofrecen los datos en crudo. Hemos preguntado a los responsables de la OMS sobre el origen de la información y sus explicaciones no han incluido de forma clara la metodología empleada y los datos nacionales por países, por lo que hemos descartado su uso.

También nos hemos apoyado en un informe de la Comisión Europea de 2015 sobre la situación de profesiones reguladas. Sobre la diferenciación entre psicólogos, psicoterapeutas y definiciones parecidas, tenemos en cuenta que no en todos los países la certificación y regulación para acceder a estas profesiones es la misma. No todos los países regulan el acceso ni la formación específica que se necesita para el ejercicio de la profesión de psicólogos, algunos estados distinguen entre psicólogos clínicos y psicólogos de la salud, otros no hacen ningún tipo de diferenciación ni exigen ningún tipo de formación específica, algunos sí exigen unos requisitos de forma obligatoria (por ejemplo, en España, resulta necesario hacer un máster específico para trabajar como psicólogo general sanitario —la habilitación anterior consistía en la acreditación de una formación de 400 horas, con al menos 100 horas de prácticas—; mientras que, en el caso de los psicólogos clínicos, es preciso superar el examen correspondiente de la Formación Sanitaria Especializada, el PIR). En aquellos países donde existen psicólogos y psicoterapeutas trabajando en el sistema nacional de salud, hemos considerado la inclusión de ambos tipos de profesionales. La razón es que, según el mencionado informe de la UE, los psicólogos están incluidos de forma específica en la clasificación ISCO, que elabora la Organización Internacional del Trabajo. En particular, están dentro de la categoría 2634, la misma empleada para psicoterapeutas, aunque no en todos los casos tengan la misma formación o requisitos profesionales. Esta decisión también se ampara en que, a día de hoy, no existe una armonización completa de la profesión de psicología a nivel europeo, pese a la iniciativa EuroPsy, impulsada por la asociación europea de psicólogos, que no tuvo suficiente éxito, dado que la homologación de estos profesionales a día de hoy no es igual en todos los países de la UE.

8) La información sobre las listas de espera procede de diversas fuentes oficiales, estudios y análisis, dependiendo del país. En la visualización principal, tenemos en cuenta solo la información relacionada con la media de tiempos de espera. El rango de espera en Alemania procede de un informe (2018) y otro análisis (2019) de la Cámara Federal de Psicoterapeutas. En el caso de Portugal, el sistema nacional de salud publica datos detallados sobre tiempos de espera por servicio, incluida psicología, en los hospitales del país, por lo que hemos calculado el promedio. Los datos de Reino Unido, correspondientes a Inglaterra, Gales y Escocia, vienen del análisis de la OCDE. También se consultaron los datos oficiales de las páginas web del Sistema Nacional de Salud (Inglaterra), Sistema Nacional de Salud (Escocia) y del Sistema Nacional de Salud (Gales). No encontramos información de Irlanda del Norte. En el caso de España, los tiempos de espera obtenidos proceden de la recomendación del Defensor del Pueblo realizada en 2020.

En otros casos, aunque no se especifiquen en la visualización, pero sí en el texto, hemos encontrado tiempos máximos de espera o comentarios generales sobre las listas de espera en salud mental. En el caso de Austria, los problemas sobre los tiempos de espera fueron comentados por la periodista Stefanie Braunisch, de Quo Vadis Veritas, y mencionados en un artículo científico (2019) sobre el acceso a la sanidad; los datos específicos proceden de un informe (2015) relativo a la psicoterapia que fue publicado por la OCDE. En Bélgica, las listas de espera son una de las barreras más importantes en el acceso a la salud mental: este trabajo (2020) habla de tiempos que oscilan entre meses y años, sin aportar un dato específico. En Chequia, sabemos que existen largas listas de espera, según la información proporcionada por Pavel Bartusek, periodista checo en VoxEurop y miembro de EDJNet. En Dinamarca, la información procede de un análisis (2020) de la OCDE sobre servicios de salud mental, sin aludir explícitamente a la psicología, que cifra en 94% los pacientes que fueron atendidos por los servicios de salud mental en menos de 30 días; ese mismo documento (2020) ofrece los datos de espera en Finlandia, que rondan los 90 días (y pueden alargarse a 6 meses en los casos menos urgentes), también en relación a la atención en salud mental. En el caso de Irlanda, el análisis sobre el programa de atención psicológica señaló en 2018 que la mayoría de los participantes (76-80%) esperó un periodo de hasta cuatro meses. Los tiempos de espera en Países Bajos y Polonia también vienen del informe(2020) de la OCDE relacionado con la atención en salud mental. En Suecia, la información procede del mismo informe (2020) de la OCDE, cuya fuente original es el sistema nacional de salud del país, que habla de topes de tiempo máximo para ser visto por un especialista, sin mencionar de forma específica la atención psicológica. Además, también nos hemos basado en la información ofrecida por la asociación nacional de psicólogos. En Lituania, los datos de tiempos de espera desglosados por centros proceden de esta fuente oficial, que habla de atención por parte de “psicólogos médicos”. En Eslovenia, sabemos que existe una larga lista de espera, según nos confirma la asociación nacional de psicólogos, pero no hemos podido concretar un dato específico de tiempo. En Italia, tenemos información sobre listas de espera largas (como explican aquí); los tiempos de espera dependen de la urgencia para visitar al especialista y pueden oscilar entre: prioridad urgente (lo antes posible o en un plazo de 72 horas), prioridad a corto plazo (en un plazo de 10 días), prioridad aplazable (en un plazo de 30 días para exámenes), prioridad programable (a realizar en un plazo de 120 días). Un ejemplo de tiempos de espera en una región italiana, que supone un periodo de tiempo de varias semanas, puede encontrarse aquí. En el tratamiento psicológico, generalmente el paciente es atendido en semanas, aunque depende mucho de la región, según explica en esta entrevista Roberto Ferretti, ex presidente de la Sociedad Italiana de Psicología de Servicios Hospitalarios y Territoriales (SIPSOT). No hemos encontrado información específica de este indicador en relación a Croacia, Estonia, Grecia, Hungría, Malta, Rumanía y Eslovaquia.

Puedes descargar sobre los datos de listas de espera de los países europeos aquí y los datos sobre los tiempos de espera por comunidades autónomas, aquí.

9) Los datos de precios de consultas privadas proceden de estimaciones solicitadas a asociaciones nacionales de psicólogos profesionales, a las que hemos pedido por teléfono o por correo electrónico un rango orientativo por sesión individual en consulta privada de un psicólogo en su país. Las entidades que nos han facilitado la información son las siguientes: Berufsverband Österreichischer PsychologInnen (Austria), Vlaamse Vereniging van Klinisch Psychologen (Belgium), Дружеството на психолозите в Република България (Bulgaria), Hrvatsko psihološko društvo (Croatia), Czech-Moravian Psychological Society (Czechia), Eesti Psühholoogide Liit (Estonia), Suomen Psykologiliitto (Finland), Fédération Française des Psychologues et de Psychologie (France), EFPA standing committee on Health and Psychology an the German Society for Psychiatry and Psychotherapy, Psychosomatics and Neurology e. V. (DGPPN) (Germany), Magyar Pszichológiai Társaság (Hungary), Italian Network of Psychologists’ Association (Italy), Lietuvos psichologų sąjunga (Lituania), Société Luxembourgeoise de Psychologie(Luxembourg), Malta Chamber of Psychologists (Malta), Ordem dos psicólogos (Portugal), Colegiul Psihologilor din Romania (Romania), Drustvo psihologov Slovenije (Slovenia) y Sveriges Psykologförbund (Sweden). En el caso de España, contactamos con el Consejo General de la Psicología y con todos los colegios oficiales (provinciales y autonómicos), sin recibir una respuesta satisfactoria; únicamente nos indicaron una estimación orientativa sobre el precio de la consulta privada desde el Gabinete de Prensa del Colexio de Psicoloxía de Galicia, dato corroborado por la Asociación Nacional de Psicólogos clínicos y Residentes-ANPIR y que también comprobamos haciendo una búsqueda aleatoria en varias ciudades españolas mediante la aplicación Doctoralia. En otros casos, las cifras son estimaciones realizadas por organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a la salud mental: Mental Health Ireland (Ireland) y Liga za duševné zdravie SR (Slovakia); o por expertos de reconocido prestigio en salud mental: Anne Mette Brandt-Christensen (Denmark) and Mattia Indi Gerin (United Kingdom). Por último, la información de Grecia ha sido obtenida por la periodista científica freelance Aspasia Daskalopoulou, tras consultar las siguientes fuentes (Georgios Moussas, Director of the Psychiatry Department of the Thoracic Diseases General Hospital “Sotiria” and Professor of Psychiatry at the National and Kapodistrian University of Athens; Dimitris Georgakopoulos, Head of the Department of Community Public Health Services at the Ministry of Health; Kostas Bousoulas, psychologist-psychotherapist at a Mental Health Centre in the centre of Athens, where he is providing adult community mental health services; Dimitris Kyriazis, private psychiatrist; Marilena Komi, (private psychotherapist; Chrysanthi Kantziou, head of the Independent Department for the Supervision of the Development and Function of the National Organisation for Healthcare Services Provision (EOPYY), Ministry of Health; Areti Antonoudi, from the Department of Strategic Development, National Organisation for Healthcare Services Provision (EOPYY); Kostas Moschovakis, Director, Department of Mental Health, Ministry of Health. Los datos de Polonia han sido recabados por la periodista Danuta Pawlowska, de Biqdata-Gazeta Wyborcza/Agora, tras consultar a la Polskie Towarzystwo Psychologiczne. En el caso de Hungría, la información fue confirmada por el periodista László Arató, que también verificó los rangos de precios con consultas privadas de psicólogos de Budapest y zonas rurales del país. No tenemos datos sobre consultas privadas en Chipre, Letonia y Países Bajos. Puedes descargar los datos aquí.

Además, en los casos de República Checa, Dinamarca, Suecia y Reino Unido, la información nos la dieron en las monedas nacionales respectivas, por lo que se aplicó el cambio del Banco Central Europeo correspondiente al 17 diciembre; en el caso de Hungría y Polonia, se hizo la conversión relativa al 18 de diciembre de 2020 dado que la información fue recibida más tarde.

10) Para obtener las horas necesarias para costear el copago en cada país y la consulta privada de un psicólogo, se ha tenido en cuenta el salario mínimo interprofesional por país del último semestre de 2020, publicado por Eurostat. En aquellos países que no disponen de un salario mínimo establecido para todas las profesiones (Austria, Dinamarca, Finlandia, Italia y Suecia), existe un salario mínimo establecido para determinados trabajos por convenios colectivos. En estos cinco casos, este análisis de Eurofound publicó los salarios de los convenios colectivos de los diez sectores peor pagados y estimó una media con las tres cifras más bajas, que ha sido empleada en nuestro cálculo. Con base a estas cifras, hemos calculado el salario diario por trabajador en todos los países, teniendo en cuenta un tope máximo de horas anuales de 1720 horas/año para todos, ya que es el límite que usa la Comisión Europea, por ejemplo, a la hora de llevar las cuentas de becas y subvenciones (un caso paradigmático es el programa Horizon 2020). El motivo de utilizar este tope es que no existe por ley un límite anual de horas de trabajo, sino que únicamente existe un tope semanal dictado por el el Convenio 132 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Directiva 2003/88/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 4 de noviembre de 2003, según nos han explicado Cristóbal Molina, catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Jaén e Ignasi Beltrán, profesor agregado de Derecho del Trabajo en la Universitat Oberta de Catalunya.

11) Junto con las personas y organizaciones citadas de forma previa en la metodología, queremos agradecer la ayuda de Robert Meyer (Spiegel Data), Kira Schacht (Deutsche Welle), Stefanie Braunisch (Quo Vadis Veritas), Laszlo Arato (Index.hu), Danuta Pawlowska (Biqdata-Gazeta Wyborcza/Agora), Leonard Wallentin (J++), Rita Marques Costa (Público.pt), Anze Bostic (Pod crto), Ivana Peric (H-Alter), Rossen Bossev (Capital), Emanuela Barbiroglio (freelance), Bartosz Chyż (Gazeta Wyborcza), Andreas Vou (VoxEurop), Giuseppe Rizzo (Internazionale), Alexandra Spanu (VoxEurop), Pavel Bartusek (VoxEurop), Anna Udre (freelance), Massimiliano Sfregola (31mag.nl), Andreas Vou (VoxEurop), Orlane Jézéquélou, Catherine Andre y Laurent Jeanneau (Alternatives Economiques), Irene Caselli (freelance), Mariangela Maturi (freelance), Lorenzo Ferrari, Chiara Sighele, Federico Caruso (OBCT/CCI) y Gianpaolo Accardo (VoxEurop).

12) Las visualizaciones son embebibles en múltiples idiomas y han sido desarrolladas con D3.js, ai2html.js y scrollama.js.

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