En Civio estamos investigando la relación entre farmacéuticas, médicos, asociaciones y entidades públicas.

En 2017, como el año anterior, solo se han publicado los nombres de los profesionales sanitarios que han dado consentimiento para su relación con la industria farmacéutica sea pública y notoria. Sucede lo mismo en otros países, de Reino Unido a Alemania, de Austria a Suiza. Para ponderar si publicábamos o no los nombres de los médicos que reciben pagos de los laboratorios hemos tenido en cuenta dos factores: la protección debida a los datos de carácter personal y el interés público y periodístico de esta información.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha analizado la reforma del Código de Buenas Prácticas que propone la industria farmacéutica con vistas a la publicación de los nombres de todos los médicos en 2018. La AEPD da su visto bueno a Farmaindustria, y concluye que no es preciso tener el consentimiento de los médicos para publicar su nombre, apellidos y pagos. Eso sí, siempre que se tomen medidas que eviten el tratamiento posterior de esos datos para cumplir la ley. Por ejemplo, bloqueando la indexación de los nombres en los buscadores o prohibiendo de forma expresa que se crucen datos de una farmacéutica a otra.

Uno de los hallazgos clave de Civio, del que nadie había informado antes, es que los médicos opacos, aquellos que no consienten que su relación con los laboratorios salga a la luz pública, reciben más dinero que sus homólogos transparentes. Con todo en cuenta, hemos decidido no publicar los nombres de los médicos transparentes. No solo no sería proporcional señalar únicamente a quienes han decidido salir a luz voluntariamente, sino que en 2018 sí podremos poner nombre a todos, incluidos los que hasta ahora han preferido mantenerse en el anonimato.