'Civio en bruto': lo que no se ve, cada 15 días y solo en tu email
A partir del jueves 27 de abril, los suscriptores de nuestro boletín recibirán un contenido exclusivo con lo que no aparece en nuestros artículos: qué nos enfada, los secretos de nuestros robots, engaños comunes de los políticos y algunos medios, nuestras luchas, las excusas más ridículas contra la transparencia o cómo hacemos lo que hacemos. A cascoporro y al oído.
Como un grupo de señoras, estupendas todas ellas, sentadas en círculo en las sillas que han sacado a la calle. Al fresco y con confianza. Así queremos que sea Civio en bruto, un texto que recibirán todas las personas suscritas a nuestros boletines y donde queremos contarte todo lo que no se ve en nuestros artículos. Y hacerlo de forma directa, sincera, desnuda y entre risas -y, seamos honestas, algún que otro enfado-. En exclusiva: solo a través de tu email y cada 15 días.
Hablaremos de cómo hacemos lo que hacemos, sin escatimar detalle ni ocultar nada, de los entresijos de nuestras investigaciones, de las trabas que nos encontramos y, muy importante, de quién nos las pone. De las excusas más ridículas contra la transparencia que nos hemos encontrado (tras más de una década, son unas cuantas, y algunas bastante retorcidas o surrealistas). Pero también te queremos contar cómo funcionan los robots de Civio (que, ojo, son unos cuantos) y cómo jugueteamos con la tecnología y las visualizaciones para darle una vuelta de tuerca al periodismo y a lo que nos rodea.
Llevamos años investigando lo público, especializándonos, y toda esa experiencia tiene una cosa muy buena: podemos escribir con rigor y dormir muy tranquilas por las noches. Pero también tiene consecuencias para nuestra salud: nos ponemos de los nervios cada vez que alguien miente, confunde o manipula. Y no son pocos. De eso también queremos hablarte. Sin filtrar y al oído.
Y de nosotras y nosotros. De lo que nos mueve, nos enfada y nos da alegrías. De nuestras luchas. De cómo pagamos todo esto, que no es fácil.
En definitiva, queremos parar, cada 15 días, a sentarnos y hablar contigo de esas cosas que parecen pequeñas, pero que en realidad son las más importantes. Como las señoras en la calle con sus sillas.