Los deportistas profesionales que vuelvan a los entrenamientos lo harán con autorización previa del Gobierno y bajo su propia responsabilidad
El Consejo Superior de Deportes aprueba el protocolo para el regreso de la actividad deportiva federada y de alto nivel en el que asume que el regreso de los entrenamientos conllevará contagios por COVID-19.
El BOE de hoy recoge el protocolo aprobado por el Consejo Superior de Deportes (CSD) para la reactivación del deporte federado, profesional y de alto nivel, que considera actividades esenciales. Eso sí, quienes regresen a los entrenamientos deberán contar con una autorización previa del Gobierno y lo harán bajo su propia responsabilidad, por lo que federaciones y clubes deberán estar al corriente de los seguros que procedan.
En el documento publicado hoy, el CSD estima que las competiciones deportivas no regresarán antes de un mes. Aunque para ello deben contar con el visto bueno de las autoridades sanitarias. El CSD asume que el retorno a los entrenamientos puede provocar nuevos contagios. El objetivo del protocolo es, por tanto, el de limitar al máximo la probabilidad de infección por COVID-19 en un regreso que plantea en cuatro fases. Estas coincidirán con las de la desescalada para la población general, salvo la reapertura de las competiciones, último paso del protocolo del CSD, con detalles por especificar, y que corresponde a la Fase II del plan del Gobierno. Es decir, su aplicación por territorios será asimétrica si así es el avance de la desescalada.
Sanciones más graves para deportistas
El protocolo avanza también que estudiarán añadir al régimen de sanciones por vulneración de las reglas de confinamiento nuevos tipos agravados, como “consecuencia del alto perfil público del deporte profesional y de alto nivel”. Deportistas, personal técnico y árbitros que entrenen en la vía pública deberán llevar un permiso especial que obtendrán en un procedimiento aún por desarrollar por el CSD.
En la primera, la de entrenamiento individual o básico, se mantendrá el confinamiento en la residencia del deportista y se realizará de manera individual. Y, aunque podrán utilizar instalaciones deportivas, donde deberán entrenar con guantes y no tocar, en la medida de lo posible, objetos y equipamientos de uso colectivo, deberán evitarlo o buscar alternativas a los espacios cerrados. El protocolo asegura que, en sus traslados, los menores deportistas podrán ser acompañados por adultos siempre que mantengan en el trayecto la distancia de seguridad.
Como regla general, los centros y clubes deportivos deberán controlar los accesos y la temperatura de quienes entren al recinto y contar con material de desinfección y aislamiento, así como de circuitos cerrados de televisión. Deberán adoptar nuevas rutinas de higiene y desinfección, como la desinfección de las máquinas entre deportista y deportista, la puesta a disposición de material de protección para usuarios y trabajadores o la limpieza dos veces al día de todas las superficies de contacto. Además, deberán llevar un registro de incidencias como mecanismo de alerta temprana, identificar a un coordinador que asegure el cumplimiento del protocolo así como un jefe médico con experiencia en medicina deportiva y, también, en materia de COVID-19.
Los servicios médicos deberán realizar un examen médico deportivo, con especial atención al historial del deportista a lo largo del año 2020, para identificar signos de la enfermedad. Solo se les someterá a una prueba PCR si presenta sintomatología en este primer examen y no podrán entrenar hasta que el resultado sea negativo. La fisioterapia se limitará a la reducción de lesiones deportivas, por el inicio de actividad física de mayor intensidad.
Dos habitaciones libres para aislar a los positivos en las residencias
En la fase de entrenamiento medio, la segunda, se recuperarán los entrenamientos en grupo y se aconseja la concentración de los deportistas y en habitaciones individuales, donde encontrarán mascarillas y guantes y de donde no saldrán salvo para entrenar y comer. Solo aquellos que justifiquen que les sea imposible (por familiares dependientes, por ejemplo) podrán regresar a sus domicilios. El equipo técnico deberá guardar una distancia mínima de dos metros de los jugadores, quienes entrenarán por turnos y en grupos reducidos. El material, que no debe ser compartido, será desinfectado tras cada uso y guardado bajo llave al final de cada sesión y no habrá personal de apoyo o utilleros disponibles. En los vestuarios, los jugadores deberán guardar distancias mínimas de 6 metros y regresar a sus habitaciones para ducharse. El acceso de los periodistas a los entrenamientos está prohibido en esta fase.
Respecto a los centros de entrenamiento, el aforo máximo en esta fase será del 50% del habitual. En caso de detectar un positivo, se le aislará apartado del grupo, y todos deberán someterse a pruebas para detectar el virus. Para estos casos, el protocolo marca que la residencia deberá contar con dos habitaciones libres cuando el aislado no pueda volver a su domicilio.
En la tercera fase, de entrenamiento de precompetición, se podrán juntar hasta 14 personas. En esta fase ya se permite el acceso de utilleros, con las mismas normas de distancia y protección que el equipo técnico. El aforo máximo de los centros se mantendrá en el 50% y las distancias entre usuarios en los vestuarios se reducen a los 3 metros.
El CSD no ha podido concretar medidas específicas para la última fase, la de competición, que se activará cuando las autoridades sanitarias y deportivas lo decidan. Pero apuntan que el tiempo entre jornadas en las distintas ligas no serán los habituales. Lo que sí deja claro es que el regreso de las competiciones contribuirá a “mejorar el ánimo y el bienestar psicológico” de la población general.
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