Entre tú y yo: queremos que seas parte de esto

Hay muchos motivos para pedirte que des el paso y te hagas socio o socia de Civio. Los miembros del equipo te contamos aquí, de manera personal y honesta, cuáles son los nuestros.

Entre tú y yo, queremos que seas parte de esto

Hola. Soy Javi, una de las 10 personas que hacemos Civio.

Soy quien te escribe más habitualmente para contarte las últimas novedades de nuestras investigaciones, proyectos y campañas. Y quien intenta darte motivos para que te unas a este proyecto y lo hagas también tuyo.

Entre tú y yo, queremos que seas parte de esto. De aquí a final de año, nos gustaría contarte de una forma muy personal cómo hemos visto 2021 desde dentro, qué nos hace estar más orgullosos, qué nos mueve y también qué nos frustra.

En las próximas semanas, no será un equipo, ni una organización, quien te escriba. Serán Carmen y Ana. Antonio o Eva. Ángela, David, Olalla, Miguel y María. 

Y también te contaremos por qué necesitamos, ahora más que nunca, que confíes en nosotros y que apoyes nuestra labor haciéndote socio o socia de Civio.

Hoy soy yo, pero después me quito de en medio. Prometido.


Entre tú y yo, quiero confesarte una cosa. Es una opinión personal y que no representa a nadie más que a mí. Pienso que esa versión elevada y solemne de la palabra "transparencia", la que siempre viene acompañada de otras como "democracia" o "regeneración", no está cerca y no va a llegar pronto

Y no es que haya dejado de creer en nuestro trabajo, muy al contrario. Me explico: a raíz de lo que hemos vivido en 2020 y en 2021, tengo mis esperanzas puestas en una versión más práctica, concreta y personal de la transparencia. Esa que se da cuando cada uno de nosotros puede saber, incluso a escala individual, si somos objeto de un trato justo y equitativo por parte de las instituciones. O si estamos siendo discriminados, o sufriendo un abuso. Y así, intentar, cuanto menos, remediarlo.

Me refiero, por ejemplo, a conocer el criterio exacto por el que se me puede denegar una prestación, por si se trata de un error. O a saber qué pretende hacer el Gobierno contra la escalada de precios de la electricidad. O la letra pequeña del Ingreso Mínimo Vital. Y en un lenguaje claro, por supuesto.

También me refiero a poder saber si, durante la pandemia, mi ayuntamiento ha estado pagando más caras las mascarillas que el de al lado, incluso en el mismo día y al mismo proveedor. O a recurrir al Defensor del Pueblo si en mi comunidad autónoma no se garantizan los tratamientos mínimos de reproducción asistida que establece la norma estatal, y que piden miles de mujeres.

O a comprobar que hay normas que siguen permitiendo que se vete el acceso a cuerpos públicos a personas por razones médicas sin tener en cuenta cada caso individual. Y a denunciar que un ministerio no está cumpliendo una sentencia judicial -imagina si lo hicieses tú- que le obliga a entregar una información, por nimia que sea.

Todo eso es solo una pequeña parte, pero una muy importante, de lo que hemos estado trabajando en Civio en 2021. Esa es la transparencia en la que tengo puestas mis esperanzas, la que tiene hueco en el día a día de la gente, y no la que se usa como arma arrojadiza para atacar al rival político o porque queda bien en campaña. 

Si piensas igual, o parecido, te propongo que tú también te adueñes del concepto, que lo hagas tuyo y que pienses qué significa para ti. Y, si es así, también te pido que te unas a una organización que trabaja específicamente para que esa transparencia de las cosas cotidianas, pero esenciales, sea posible y avance. 

Si no hacemos esto entre nosotros, el concepto seguirá flotando en el terreno de la demagogia, la propaganda y la desconfianza. Y ahí, nunca ganamos.

Queremos que seas parte de Civio.

Conoce los motivos y las ventajas que tiene.

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Lo que no se ve, pero es necesario

Puede resultar paradójico que un periodista –que se dedica a que nuestras historias se escuchen, vean o lean– hable de que realiza trabajos invisibles. Pero forma parte, también, de nuestro día a día en Civio. Tareas que dan sentido a nuestra forma de hacer las cosas. Me explico.

Soy Miguel Ángel, periodista de Civio, tiquismiquis de los datos y especie de agente de asuntos internos que se deja las pestañas revisando las fuentes de nuestros artículos para comprobar que somos rigurosos en nuestras publicaciones.

Más allá de un dato o una coma, nos tomamos muy en serio las historias que cubrimos. Eso hace que analicemos en profundidad desde la normativa en vigor hasta sus consecuencias en la vida real. Porque hacemos periodismo para cambiar las cosas. Que, dicho así, puede sonar muy naíf, pero no: cuando analizamos el Ingreso Mínimo Vital, hablamos de si la administración se pone las pilas para llegar a quienes más lo necesitan; cuando contamos la situación de la salud mental en España, queremos saber si la Sanidad pública, la de y para todos, está preparada o precarizada; y cuando tratamos del número de asesores del Gobierno o de los altos cargos, investigamos si hay razones de eficiencia o si pesa más el color político. Así, llega un momento en el que nos especializamos. Y, si detectamos aspectos que mejorar, no nos quedamos de brazos cruzados: proponemos cambios al respecto. Y esto, quizás, no sea lo más visible de nuestro trabajo.

Un ejemplo: si el Congreso quiere regular su relación con los lobbies, Civio está pendiente de que se apruebe un instrumento eficaz. Que no nos vendan un titular más y nos cuelen un registro de cartón piedra. Como todo lo que hacemos, nuestras acciones son públicas, pero este trabajo, más técnico, es menos visible, pero imprescindible. Porque un buen registro de lobbies es útil para conocer quién influye y de qué manera en la redacción de normas que nos afectan a todos. Para que estas no beneficien solo a unos pocos. Y, de paso, para evitar tentaciones, trampas, puertas giratorias o corruptelas. Vistas las propuestas –algo flojas– de los partidos sobre cómo debería funcionar este registro, enviamos al Congreso nuestras recomendaciones. De todo el proceso, me quedo con la generosidad de algunas personas, socias de Civio, que dedicaron su tiempo a leer, en detalle, nuestros documentos. Que apreciaron nuestro trabajo y que nos sugirieron, con tremenda educación, alguna mejora. Sin pretender ningún reconocimiento. Solo con el afán de mejorar las cosas.

Como sabrás, la transparencia para Civio es algo más que un eslogan. Es un derecho que, como el resto, se ejerce y se defiende. Esto nos ha llevado a juicio en demasiadas ocasiones. Desde la Audiencia Nacional al Tribunal Supremo. Algo que consume tiempo y recursos pero que hacemos para defender, para todos, un derecho de todos. Entre lo que no se ve de nuestro trabajo está el perseguir por tierra, mar y aire a un ministerio para que ejecute una sentencia de acceso a la información pública, en procesos que han llegado a durar casi cinco años. Tiene bemoles la cosa, ¿verdad?

Según al político que escuches, parece que ya está todo ganado. Pero para Civio queda mucho por hacer. Gobierne quien gobierne. Y cuando digo Civio, me refiero tanto a las personas que trabajamos aquí, como a las que, gracias a su apoyo económico, nos permiten continuar con nuestra labor. Y por eso te pedimos que seas parte de esto, que tomes parte, que te hagas socio, socia de Civio. Para que sigamos picando piedra y alzando la voz. Porque, aunque algunas de nuestras tareas no sean muy vistosas, lo que es seguro es que son necesarias.

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Un año intensito al pie del cañón

Hola. Aquí la señora loca del BOE.

Te escribo cerrando un año intensísimo de decretazos, ayudas que no llegan a quien deberían e investigaciones larguísimas. Pelín agotada, si te soy sincera. Pero orgullosa. 

Me levanto a las siete y media cada mañana desde hace ya casi diez años para, con medio ojo aún cerrado, escudriñar el BOE. En cuanto acabo, salgo corriendo a la oficina y me encuentro con las otras nueve personas que forman Civio (¿a que abultamos más?) e investigamos juntos durante meses temas relevantes que pocos pueden tratar tan a fondo, por falta de tiempo o de especialización. 

Somos raritos. Y estoy orgullosa de esto. También en cómo gastamos nuestro presupuesto: la gran mayoría del dinero va a pagar las diez nóminas, en diez contratos indefinidos. No debería tener que contarte esto y me da hasta vergüenza, porque debería ser LO NORMAL, pero resulta que trabajamos en un sector en el que los falsos colaboradores y otras estafas laborales abundan. Nota mental: tenemos que investigar más sobre ese tema.

También somos raritos en cómo pagamos todo esto: ni publicidad ni muros de pago, alguna beca para investigaciones, algunos servicios y, lo más importante, las aportaciones de nuestras socias y socios. Y sí, necesitamos tu ayuda para seguir adelante, porque sin eso no tiramos. Ojalá contar con tu apoyo

2021 ha sido un año de grandes investigaciones sobre temas relevantes, necesarios y que no se habían tratado con la profundidad y la especialización que se merecían. Hemos dedicado meses a investigar sobre el acceso a la salud mental, la situación de la reproducción asistida y los trapis y los aprovechados que surgieron con los contratos de emergencia de la pandemia

Igual piensas que, pasada la locura de 2020 y los estados de alarma y las desescaladas, el BOE ha estado más tranquilico. Ay, ojalá. Pero ha seguido bastante a tope, con decretazos a lo loco -algunos complicadísimos de entender- que seguimos vigilando al dedillo porque, al contrario de lo que piensan muchos, creemos que no vale todo con la excusa del coronavirus. También ha habido indultos, más que el año pasado, cambios en el cierre de fronteras cada semana (que actualizamos en nuestro mapica), el concurso de RTVE que al final no sirvió para nada, porque hubo dedazos, presupuestos que se hinchaban a escondidas, como los de las fundaciones de partidos, y el precio de la luz y de la bombona de butano creciendo como nunca. Por cierto, cada vez que escribo sobre este último tema varias personas me cuentan que les han intentado cobrar más que el precio regulado por ley. Y me enfado. Pero a la vez me alegra saber que seguir contándolo es necesario.

De hecho, lo más importante del año es que hemos seguido ayudando a muchísima gente, a través de nuestra app y guía de ayudas y el consultorio, a enfrentarse a la burocracia y entender y solicitar el Ingreso Mínimo Vital u otras ayudas. Me he pegado llanteras con algunos casos, si te soy sincera. Pero sentir que eres útil, que lo del periodismo de servicio público es verdad, vale la pena. Y mucho.

Hablando de BOE. Este año he publicado, con Mauro Entrialgo, el Diccionario ilustrado BOE-español. Todo lo que sé del boletín resumidico en un libro con el que, por primera vez, me he partido de risa. Si te hemos hecho reir a ti también ya vale la pena. Que bastante tenemos.

En lo personal, he tenido momentos de casi petar, como me pasó hace un par de años 😓. Pero esta vez, gracias al apoyo del equipo, he frenado a tiempo y no he reventado. Mi sordera (tengo una enfermedad degenerativa) ha ido a peor, y eso me agobia un poco, pero soy biónica 🤖 y llevo unos audífonos bluetooth molonísimos, así que ni tan mal.

En Civio pasamos completamente de la polémica absurda del día. Nosotras a lo nuestro. La comentamos en la oficina, como todo el mundo, porque somos humanos, pero no escribimos sobre ello. Porque, en la mayoría de casos, en realidad no importa tanto. Pero, a veces, que todo el mundo esté pendiente del ruido o de la última burrada mientras nosotros seguimos a lo nuestro, intentando llamar la atención sobre cosas que creemos importantes, frustra un poquico. A veces te planteas si tiene sentido seguir tirando, cuando otros caminos serían mucho más fáciles y tendríamos mucho más tirón. La respuesta es: tiene sentido si gente como tú nos apoya. Si no, no. Así que, si puedes y crees que vale la pena (¡ay, ojalá!) hazte soci@.

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La importancia de estar tranquila

Hola.

Este último año ha dado para mucho. He dejado a medio hacer una bufanda de punto, una manta y un bolso de ganchillo. He jugado a ser alfarera y ahora tengo mi casa llena de cuencos de terracota con algún que otro fallito sin importancia -eso me digo yo a mi misma. Pero también ha sido un año en el que, después de bastante tiempo, me he sentido tranquila. Yo, que fui una de esas miles de personas que engrosaron las listas de espera para un psicólogo por lo público en Madrid y terminó siendo del montón de las que necesitaron (y pudieron) pagarse una psicóloga por lo privado.

Soy María, y quizá me hayas leído en Civio sobre acceso a la salud, medio ambiente o políticas de igualdad y género.

Para mí, estar tranquila es importantísimo. En la vida y en el trabajo. Y Civio, durante los algo más de cuatro años que llevo trabajando aquí, me ha dado eso con su metodología de trabajo. Todo lo que me enseñaron en la carrera y el máster de periodismo se hace aquí, pero de verdad. Los temas se investigan con tiempo, con paciencia, a fondo, con reuniones de equipo, con ediciones y con múltiples revisiones. De hecho, cuenta la leyenda que, una vez, hace muchos, muchos años, alguien del equipo escuchó a Miguel -el que se encarga de hacer las revisiones de datos- decir que no había ni un solo fallo. No creo que viva para ver si la leyenda se cumple.

La elección de los temas se hace con el mismo cuidado y con mucha conciencia. Por esta razón, aquellos lectores asiduos de Civio habréis notado una mayor presencia de investigaciones y artículos con enfoques de género. No os voy a enumerar las razones por las que yo, personalmente, creo necesario investigar más sobre la desigualdad entre hombres y mujeres (tendría que escribir otra newsletter), pero sí quiero contaros una cosa: lo complicado que es encontrar datos consistentes sobre estos asuntos.

Me pareció muy importante escribir sobre la brecha salarial de género con cifras -buceando en cada una de los informes anuales de las empresas- y demostrar que los reconocimientos en igualdad que vienen del Gobierno son importantes, pero que todavía queda mucho camino por recorrer. También investigar sobre los límites para acceder a la reproducción asistida de madres solteras o parejas de mujeres en muchos países europeos y... ¡sorpresa! también en algunas comunidades de España hasta hace pocas semanas

Desde Civio seguiremos trabajando en estos temas para seguir estando tranquilos en cómo hacemos las cosas, pero luchando con mucho ánimo para cambiar las que no están bien. Y como creo firmemente en la importancia y el valor de esta organización, me tomo la libertad de pedirte una cosa muy pequeñita: ayúdanos a seguir trabajando y creciendo.  Te lo agradeceremos de corazón.

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Pico y pala

Detrás de las investigaciones, gráficos y aplicaciones que publicamos, suele haber un trabajo de hormiguita, algo duro, pero bastante crucial del que hoy te vengo a hablar. Aunque antes de nada, permíteme que me presente.

Mi nombre es Antonio y soy una de las 10 personas que construyen Civio cada día. Junto a Carmen y David formo parte del equipo de desarrollo web. Mi misión es buscar, desenredar y limpiar los datos que sirven de raíles a nuestras investigaciones, y visualizarlos para que los entiendas mejor.

Recopilar datos es duro cuando apenas existen o los que existen son poco rigurosos o difíciles de interpretar. A veces tenemos que hacer muchísimas búsquedas y contrastar los datos para asegurarnos de que lo que estamos diciendo es cierto. Este trabajo de siembra es tedioso... ¡Vaya que sí! Pero si nos tenemos que remangar y ponernos manos a la obra, pues lo hacemos. Gracias a ese esfuerzo podemos decirte, por ejemplo, cuántas horas hay que trabajar para pagar una sesión de psicólogo en cada país de la Unión Europea, información precisa e inédita que ayuda a comprender la verdadera magnitud de un problema: el acceso a la salud mental, si no es público, no está al alcance de todos. 

Pero no siempre el problema es la búsqueda de datos. Otras veces los datos están ahí, al alcance de cualquiera, y pueden descargarse haciendo clic sobre un enlace, pero en un formato de información no estructurada. Imágenes, por ejemplo. Para que te hagas una idea, ponte en la situación de que tienes en tu poder un montón de tablas con datos interesantes, pero en lugar de tenerlas en un Excel en el que puedes encontrar la información relevante, editarla y hacer cálculos o gráficos con ella, 🥁🥁🥁... ¡La tienes en un montón de imágenes escaneadas 🎉! Nos pasó cuando investigábamos quiénes son y a dónde van los los altos cargos del Estado al cesar. Limpiamos y analizamos 10.240 registros de 2015 a 2021. Toda la información se podía descargar fácilmente, aunque en formato PDF, lo que ya de por sí dificulta su reutilización. Pero lo más curioso es que, desde 2020, en los dos últimos informes, los datos empezaron a publicarse como imágenes escaneadas. Qué extraño que, de repente, se empiecen a publicar así, ¿verdad? Da la impresión de que cuanto más opaco sea el formato, mejor.

El caso es que esta labor de extracción y limpieza, muchas veces manual, supone semanas o incluso meses de trabajo. El resultado es muy gratificante ya que ponemos miles de datos al alcance de cualquiera a través de nuestros buscadores, y además los publicamos en formatos reutilizables. Creemos que ésta es una tarea en la que las administraciones deberían poner más empeño. Así que desde Civio seguiremos haciendo este trabajo sucio siempre que sea necesario.

Por eso, si crees que la transparencia y la vigilancia del poder son importantes, si apuestas por un periodismo que publica las fuentes de datos que utiliza, si te gusta la información apoyada en visualizaciones, aplicaciones y gráficos, quiero invitarte a que te unas a nosotros y hagas más grande Civio. Con tu apoyo podremos seguir llevando este tipo de periodismo mucho más lejos.

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Nos dimos ánimo

La primera vez que hablé por email con Begoña fue a través del consultorio Civio responde. Nos pedía información sobre ayudas a limpiadoras del hogar. Después de unos días le volvimos a escribir con más información. Nos contó su historia, la de su jefa, que le había pagado las cuotas de la seguridad social, a pesar de que no podía acudir a su puesto de trabajo. Nos dimos ánimo. Esto fue en la primavera de la pandemia.

Aún me resulta tremendamente difícil separar lo ocurrido el año pasado y este 2021, meses sin encuentros, sin las celebraciones habituales. A lo largo de esos días, ese año, de primavera a primavera fui una suerte de correo de nuestro consultorio. Leía las preguntas que nos hacían llegar los Josés, Manueles, las Maricarmen, los Jorges, las Lauras, Yanets, Davids, a diario (casi 3000 preguntas) las clasificaba, y una vez que eran respondidas, me encargaba de enviarlas. Siempre recibía de vuelta una palabra amable. A veces se trataban de situaciones límite y otras, huertos abandonados, nietos recién nacidos o simplemente angustia por toda la incertidumbre. Me sentía extremadamente útil.

Soy Olalla y cuando me preguntan qué hago en Civio digo que comunidad. Simplemente: responder correos, llamadas telefónicas, mensajes en redes, atender en la puerta de Civio -que siempre está abierta- a la gente que nos lee y nos apoya (ojalá pronto contemos también contigo), y sobre todo buscar maneras de serviros, contarlas y llevarlas a cabo. ¡Qué difícil hacer todo esto sin poder sentarnos delante de una mesa a tomar un café, sin poder siquiera tocarte el brazo al saludarte! Solo las personas que, como yo, crecieron en un bar saben lo que pudimos echar de menos, durante esa larga primavera que duró un año, la charla con personas que no conocemos. Eso y la agotadora luz azul del ordenador me llevaron a empezar a bordar.

Cuando se despejaron las calles de Madrid de nieve, empecé a bordar en un taller de Lavapiés, con otras mujeres, desconocidas. Los hilos de cadenetas, puntos franceses, pespuntes, embellecieron un año difícil. Muchas cosas que no notaba en el día a día antes de la pandemia, de repente eran más y más evidentes: la corriente ya no lo arrastraba todo. Hacer algo con la frustración que se sedimentaba fue sanador, y la comunidad Civio me acompañó mucho durante este año. Gracias, de nuevo, por todos vuestros mensajes de cariño.

Ayudar, escuchar, escribir, que es mucho de lo que hacemos en Civio, alimenta. La investigación sobre reproducción asistida, trabajar, solicitar datos que no estaban disponibles para que mujeres de España, de toda Europa puedan ejercer sus derechos, es el broche que necesitaba este año, ¿2021?

Hoy, además, por fin nos vemos las caras con nuestras socias y socios, en Madrid, en nuestro encuentro anual, algo que llevaba esperando mucho tiempo. El próximo año, igual también puedes asistir tú. ¿Te animas a unirte a Civio? Nosotras continuaremos trabajando para que la información llegue a quien más la necesita. Incluso en años difíciles nos seguiremos dando ánimo.

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Lo que no se cuenta

Hola. Soy Ángela, periodista especializada en ciencia y salud.

Cuando era pequeña, una de mis primas mayores me regaló un libro de dibujos sobre una científica fascinante: Marie Curie. A finales de 2017, durante un viaje a París, pude visitar su antiguo laboratorio, que aún se conserva intacto en pleno Barrio Latino (si quieres, puedes verlo online aquí). Hace solo unos meses, sin embargo, descubrí algo impactante. En 1911, después de recibir su segundo Nobel, fue ingresada por una supuesta dolencia renal. Pero la realidad era otra

Marie Curie estaba sumida en una profunda depresión. Todavía hoy, un siglo después, es habitual que quien padece un problema así se lo oculte a su gente más cercana. O que no lo diga en el trabajo por miedo al qué dirán. En Civio conocíamos ejemplos más o menos cercanos. Por eso, ya antes de la pandemia, decidimos abordar el acceso público a la atención en salud mental. Esta ha sido una de nuestras investigaciones estrella en sanidad aunque, desde luego, no ha sido nada fácil. 

Echo la vista atrás y recuerdo el frenesí de los primeros meses de 2021, cuando tratábamos de cerrar los cuatro reportajes que publicamos (aquí). Por ejemplo, al no haber datos fiables sobre la atención psicológica, decidimos hacer una base de datos desde cero. A priori, una buena idea, aunque luego nos dio tantas satisfacciones como dolores de cabeza. Nos convertimos en pequeñas hormiguitas completando un Excel con decenas de datos sobre el número de psicólogos, las listas de espera o los copagos.

Lo que ahora recuerdo con cariño se convirtió, a veces, en algo tedioso e inabarcable. Me dediqué a llamar o contactar a la otra punta de Europa para contrastar la información. Con María y Eva bromeaba que era mi forma imaginaria de viajar por el continente, en medio del auge de casos y restricciones por culpa del coronavirus. Hasta me aprendí las regiones italianas (desde Abruzzo a Valle d'Aosta) para saber los distintos copagos que exigían. Lo más surrealista fue explicar por teléfono a alguien que no hablaba inglés -ni yo su lengua materna- por qué quería saber cuánto costaba una consulta de un psicólogo en su país. 

Nuestro trabajo no terminó ahí. Especialistas y pacientes nos hablaron de la falta de recursos y del abandono que sentían. Quizás el golpe de realidad más duro para mí fue conocer la historia de quienes llevan décadas en lo que antes llamábamos manicomios y saber cómo, en esta Europa tan moderna, se cometen graves violaciones de derechos humanos contra personas con trastornos mentales graves. Confieso que en cada entrevista se me encogía algo por dentro, pero también crecía la convicción de que era necesario informar sobre un tema muchas veces olvidado. 

Gracias a las personas que forman parte de Civio disponemos de tiempo y recursos para abordar en profundidad temas como la salud mental. Y queremos seguir siendo esas hormiguitas que elaboran informaciones de servicio público para ayudar a quienes más lo necesitan. Ojalá que sirvan para que en el futuro no haya que ocultar por vergüenza estos problemas ni disfrazarlos bajo una dolencia de riñón, como le ocurrió a Marie Curie. Por eso, quiero pedirte que nos ayudes a continuar con nuestro trabajo asociándote ahora. Nos haces mucha falta.
 

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Tres tópicos que aquí se cumplen

Hola. Yo soy Ana, la de las cuentas, la petarda que se ocupa de que los papeles del camión estén en regla.

Como sabrás, este es uno de los trabajos invisibles por excelencia: cuanto mejor lo haces menos se ve a qué dedicas las horas.

En vez de aburrirte con mis tareas, que son las mismas que las de cualquier oficina, te voy a contar qué tiene de especial para mí trabajar en Civio.
 
Ahí voy.
 

Primer tópico: un proyecto que enamora
 

Empecé a trabajar en ONGs en 2007. Cuando sigues tu vocación, junto con lo positivo (hacer algo que te enorgullece y sentir que se te llena el corazón) viene también la parte negativa. Por eso precisamente, porque estás poniendo tu corazón sobre la mesa, te arriesgas a verlo hecho añicos.

En estos 14 años me han roto el corazón alguna vez, y lo he tenido que sanar. Así que he aprendido a protegerlo, a no entregarlo con facilidad. Y hoy puedo decir que hacía mucho que no sentía esta ilusión por un trabajo, de verdad.
 

Segundo tópico: lo mejor, la calidad humana del equipo

Me incorporé a Civio en enero del 2020. Dos meses y medio después nos encerramos en casa.

Trabajando en remoto me demostraron que son (somos) un gran equipo, todos remando a una. Me he sentido apoyada y escuchada en la distancia, y eso no es fácil. Hemos vuelto a la oficina por primera vez en septiembre (antes de ayer) y como que les estoy descubriendo ahora, les conocía pero no tanto… No sé si me explico.

Total, que todo es fácil, que me río mucho, que me caen muy bien, que son buena gente, ¡de verdad!!
 
Tercer tópico: voy a trabajar contenta
 
Entre unas cosas y otras, con los años de curros de trinchera a mi espalda, cuando lo pienso, cuando me paro y me doy cuenta de que estoy aquí, de que formo parte de Civio, se me pone una sonrisa en la cara. Te lo prometo, es verdad.
 
El momento en que me senté a escribir esto me costó bastante, solo conseguía hablar de lugares comunes, de tópicos. Cuesta mucho no ser petarda cuando te piden que escribas sobre ti misma, abres tu corazón pero suena a lo de siempre… Así que por favor sé indulgente, ¡que yo no me dedico a escribir profesionalmente! 
 
Topicazo bonus track: necesitamos tu ayuda para seguir
 
El periodismo independiente, para serlo necesita que la gente que lo valora lo apoye. Ser independiente es radical, difícil y solo se puede salir adelante con espíritu de colectividad.

En Civio contamos todas las personas, unas aquí y otras allí, todas juntas sumamos, y esto es la pura verdad. Queremos que seas parte de esto, y te demostraremos que merece la pena. Contamos contigo. 

Queremos que seas parte de Civio.

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De reencuentros, garabatos y temazos

¡Buenos días! Quizás también te pasa, esa sensación de pausa, de que la vida se ha ralentizado con la pandemia. Repasando libretas y garabatos, veo que no es así: este año hemos hecho muchas cosas. 😊✨

Soy Carmen, y quiero empezar contándote que para mí 2021 ha sido un año de reencuentros. El más reciente, en septiembre, con l@s compas de la oficina. Acostumbrada a trabajar en mi torre de marfil tanto tiempo, ya ni me imaginaba en un contexto diario rodeada de personas. Había olvidado lo que era compartir sobremesas, cafelitos, emociones, agobios y alguna que otra caña después del curro. Pero no ha sido el único reencuentro importante. Unos meses antes, en junio, con mi ciudad y mi gente. Bajar a Granada tras ese año y medio de distancia fue un tranvía de emociones diario en el que me costaba concentrarme (por suerte acabábamos de cerrar varios proyectos y creo que ni se notó tanto 😅). Hasta el olor a jazmín del Albayzin lo sentía literalmente a flor de piel. Amig@s, bares, conversaciones, escucharnos y preguntarnos. Por nuestras vidas, nuestro día a día y claro, por nuestro curro:

¿Qué era eso donde trabajabas, eso de Civio? ¿Qué haces ahí exactamente? 
 

Sin duda para cada un@ de los que hacemos Civio, Civio es algo diferente. Para ti también, estoy segura. Para mí, Civio es investigar temas ajenos a la actualidad mediática con meticulosidad y rigor, huyendo del ruido y centrándonos en lo que menos visibilidad tiene, sin desviar la mirada de "lo público". Entre vinos suelo definirlo como "perro verde" que mezcla ese periodismo vigilante con un "no quedarse ahí", con un querer cambiar las cosas que descubrimos injustas con cada investigación. Y acabando en los tribunales si hace falta. 💪🏻

Bajando a lo cotidiano, para mí Civio es echar mil horas entre datos, código y garabatos. Es darle vueltas y más vueltas a la mejor manera de comunicar cada historia, es poner cariño en las cosas que hacemos, es cuestionarnos todo. Es cuidar los detalles hasta la extenuación, a veces.

Pero, más allá de los retos técnicos y creativos, hay otras esferas importantes. Entre tú y yo, confieso que necesito creer realmente en lo que hago para estar motivada. Por eso para mí es vital que los temas que tratamos en Civio sean temas que importen, que nos toquen de alguna manera, que tengan buenos enfoques. Necesito sentir que la energía que vamos a poner ahí durante semanas o meses vale la pena. Y me ha pasado este año. De muestra, mis tres proyectos favoritos:

Serie sobre Acceso a la SALUD MENTAL: A principios de año publicamos la investigación con la que más he conectado en Civio. Si también has sufrido crisis de ansiedad o depresión o las has visto en tus seres queridos, sabes de lo que te hablo. Tenemos que hablar más de salud mental, normalizarla, desestigmatizarla.

Para ello, mis compañeras se curraron desde cero una base de datos increíble sobre barreras de acceso y falta de recursos en lo público, que desde el equipo técnico (Antonio, David y 🙋🏻‍♀️) intentamos comunicar de la mejor manera posible. Ha sido el tema al que más vueltas le he dado, que más me he partido la cabeza pensando en cómo contarlo, qué tono visual, qué forma. Quería acercarme con sensibilidad y que cierta incertidumbre y fragilidad estuvieran presentes de forma implícita en las piezas. Para mí no es lo mismo hablar del precio del butano que de la falta de psicólogos o del consumo de antidepresivos, así que no quería visualizarlo de la misma manera.


Serie sobre CONTRATACIÓN PÚBLICA de EMERGENCIA: Un poquito después publicamos otra investigación sobre un tema algo más "hueso" y lejano para mí, pero del que rápidamente me enganché al ver el enorme trabajo de datos hecho. Que un medio tan pequeño como el nuestro fuese el único que se embarrase vigilando estas cosas también era un buen factor motivante :)

Fue la oportunidad perfecta para centrarme más en la funcionalidad de los gráficos: que fuesen muy intuitivos y que funcionasen fluidamente en móvil. Además, con esta serie empezamos a utilizar intensamente Observable para nuestras visualizaciones, una plataforma open-source basada en la comunidad -fantástica- y en el compartir, aprender y colaborar de la que he acabado convirtiéndome en embajadora 🤓 El cambio fue maravilloso (aquí puedes bichear nuestros códigos si te interesan), porque puedo saltarme las partes más engorrosas técnicamente y centrarme en las que más me gustan: pensar ideas con papel y lápiz, garabatearlas, prototiparlas rápidamente e iterar ✨

También disfruté mucho diseñando las ilustraciones/collage de los artículos, intentando que impregnasen la serie con humor y cercanía. 🐫


Serie sobre Acceso a la REPRODUCCIÓN ASISTIDA: Nuestra investigación más reciente. De nuevo, la sensación híper motivante de que teníamos un temazo entre manos, con mucha carga social. 🙌🏻

Esta vez tuve la gran suerte de estar presente en las entrevistas que realizaron mis compañeras y vivir la trastienda del tema, ese cocinarlo a fuego lento y descubrir juntas. Entre la complejidad de los datos y el barullo de las mil siglas, pronto nos dimos cuenta de que lo más importante era la discriminación que sufrían mujeres sin pareja y personas LGTBIQ+ en media Europa. Y las letras pequeñas. El enfoque visual y narrativo, por tanto, tenía que venir desde la empatía, ser personal: teníamos que poner a la usuaria en el centro.

Y así lo hicimos :)


¿Te animas a ser parte de esto? 🙌🏻

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Hay que imaginarse a Sísifo feliz

Soy el último en escribir, cerrando este experimento en el que nos hemos querido acercar uno a uno a vosotros, los que nos leéis regularmente. Me dicen que me toca cerrar porque soy el codirector, que es mi rol, un punto de prestigio, pero yo me pregunto si no será porque soy el más cenizo del equipo y no querían gafar la campaña navideña.

Cuando fundamos Civio lo hicimos porque creíamos firmemente que una buena ley (de Transparencia o de Contratos Públicos, por ejemplo) importa. Que un buen sistema de vigilancia y control genera cambios. Que es absurdo rasgarse las vestiduras y decir que España es así y nunca cambiará. (¿Recuerdas cuando se decía que prohibir fumar en los bares era inútil, que nadie iba a cumplir la ley?) Pero es cierto que en los últimos tiempos uno a veces duda sobre si las mejoras llegarán. Hablar de transparencia ya es un cliché en todos los discursos, mientras las administraciones entorpecen nuestras preguntas incómodas con recursos judiciales o malas excusas. Las noticias se llenan de análisis y opiniones sobre estrategias internas de los partidos y asesores estrella de comunicación, en un teatrillo infinito que nos mantiene entretenidos y enfadados. Mientras, cuando miramos los datos de contratación nos encontramos cientos, miles de contratos, que incumplen la ley. Tantos que parece que a nadie le importa y que es imposible hacer nada. ¿Y ahora qué, qué podemos hacer, qué va a pasar?, nos preguntáis a menudo.

Estos largos veinte meses de pandemia (¿¡cuándo acaba!?) han tenido muchas cosas malas, pero también alguna buena, como ver de cerca el impacto de lo que contamos, ayudar directamente a personas que no sabían qué ayudas podían pedir o cómo gestionar sus solicitud de ayudas. Ganarle un juicio al Gobierno para conseguir información o intentar mejorar una ley nos cuesta años, y el éxito no está garantizado, así que uno necesita ver avances inmediatos de vez en cuando. Por eso también nuestra preocupación por lo concreto, por no solo denunciar que algo está mal -los problemas del Bono Social o el Ingreso Mínimo Vital, por ejemplo-, sino también por ofrecer herramientas y respuestas a los que lo necesitan. Periodismo de servicio público, lo llaman los anglosajones. Ayudar con lo que está en nuestra mano, decimos nosotros.

Esto, en realidad, ya lo vimos en 2020. Pero entonces era algo pasajero, no había otra opción: habíamos aparcado todos nuestros compromisos de entonces, y nos estaban esperando al doblar la esquina del nuevo año. Una vez liquidados, en 2021 hemos arrancado, empujados por el apoyo de toda la gente que nos ha descubierto recientemente, una transición a un modelo de organización mucho más basada en nuestros lectores. O sea, en ti. 2022 es para nosotros un riesgo, pero también una apuesta por ver qué podemos hacer si dejamos de perseguir financiación de proyectos externos, con sus reuniones, sus evaluaciones, sus memorias, sus auditorías, sus consorcios, sus prioridades fijadas por otros, y nos centramos en investigar lo que nos parece más importante a nosotros. De la mejor manera posible. A nuestro ritmo, sin opinión ni tertulianismo, sin anuncios, sin paywall -porque la información de calidad tiene que llegar a todos-, sin ruido, sin buscar que te enfades (que a corto plazo engancha, pero a largo lo corroe todo), sin trucos para que pases más tiempo en nuestra web. Como siempre, vamos. Pero estando más cerca de nuestros socios, siendo más abiertos, como en estos correos. Dedicando más tiempo a perseguir el impacto después de cada investigación. Y confiando en que el esfuerzo será recompensado.

Porque hay que confiar. Emprender un proyecto como Civio e intentar torcerle el brazo a un gobierno es irracional, lo más probable es fracasar y que te ignoren. Continuar nueve años después es ya signo de cabezonería. Pero aquí seguimos, surfeando las olas y las modas.

Decía Camus que había que imaginarse a Sísifo feliz, porque la lucha es suficiente para llenar el corazón de una persona. Así que aquí seguimos, todo el equipo de Civio -gente exigente e insatisfecha que quiere mejorar las cosas, como tú-, buscando palancas para mover la enorme piedra que son las administraciones públicas y la inercia de las malas costumbres. Sonriendo, aunque sea a ratos.

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