La tendencia es clara: cada vez se conceden menos indultos. Desde que nació El Indultómetro y empezamos a monitorear estas cifras, a principios de 2013, la cifra de concesiones ha ido bajando de forma muy significativa. Los 534 de 2012 se convirtieron en 204 al año siguiente, para descender hasta 87 en 2014 y seguir esa tendencia en 2015. En total, el año pasado se concedieron 75 indultos, la cifra más baja desde 1996.

¿Y eso qué significa? Teniendo en cuenta los 10.512 indultos recopilados desde 1996, la media del periodo 1996-2015 es de casi un indulto y medio al día (1,44). Si analizamos solo 2015, esa media fue de un indulto y medio (1,44, misma cifra) a la semana.

75 personas recibieron la medida de gracia el año pasado: 23 mujeres y 52 hombres. Dos destacan por encima del resto. Uno de ellos es el indulto al funcionario que facilitó miles de datos personales de la Seguridad Social a mutuas laborales, policías y un jefe de seguridad de El Corte Inglés. Gracias a la tradición del perdón vinculado a la Semana Santa y a la petición de la Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de la Piedad de Valladolid, su condena por revelación de secretos se redujo a dos años.

El otro protagonista de 2015 fue el constructor que agredió, encerró y amenazó a la arquitecta municipal de un pueblo gallego. La sentencia, de febrero de 2012, le condenó por un delito de detención ilegal (tres años de cárcel), otro de atentado (un año más) y una falta de lesiones (180 euros de multa). Pero el Consejo de Ministros decidió en julio conmutar la pena de tres años de prisión por detención ilegal por otra de un año y 1.460 euros de multa.

Una agente de seguros que estafó a su compañía, una mujer que leyó y envió a su abogada el email de su pareja en un proceso de divorcio y el propietario de una tienda que pasó al banco cobros con tarjeta falsos por valor de 300.000 euros también fueron indultados en 2015.

De las 75 medidas de gracia del año (73 del Ministerio de Justicia y 2 del Ministerio de Defensa), 32 fueron concedidas a personas condenadas por delitos contra la salud pública, el más habitual en estos 20 años de análisis. En términos absolutos, claro. Porque, si comparamos con el número de condenados, aquellos delitos con más posibilidades de ser perdonados son los cometidos contra el medio ambiente, cometidos por funcionarios contra la libertad individual, prevaricación de funcionarios públicos y malversación.

2015 también fue el año en el que supimos que la popularidad de la medida tenía una contrapartida: las solicitudes se han disparado en los últimos años. Se piden más indultos pero, año tras año, la lista de elegidos por el Consejo de Ministros cada vez es más corta.

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