¿Qué te han parecido las investigaciones sobre contratos de emergencia durante la pandemia que hemos publicado durante la semana pasada? Esperamos de corazón que te hayan gustado.

Queremos compartir en 10 breves píldoras lo que hemos sacado a la luz y algunas cosas que hemos aprendido por el camino. ¿Nos acompañas?

  • En situaciones como esta pandemia las administraciones públicas pueden contratar a dedo, sin abrir expediente e incluso solo con hablarlo. La contratación de emergencia está plenamente justificada en este marco. Como suele pasar, el diablo está en los detalles.

  • Entre miles de adjudicaciones express, algunos organismos han echado mucha imaginación para colar concesiones de tele pública, piscinas, compra de pistolas táser y hasta camellos para la cabalgata de Reyes entre los contratos de emergencia. Sí, algunos de los ejemplos que sacamos a la luz parecen surrealistas. Pero son reales.

  • Pese a lo masivo de los contratos y de las necesidades (6.445 millones de euros), ha habido mucha concentración en unas pocas manos. Cuatro empresas se llevaron el 10% de todo ese dinero. Y la que más se llevó ni siquiera se dedicaba a asuntos sanitarios antes de la pandemia. Gracias a esta investigación podemos saber quiénes se acabaron llevando los contratos, y hay mucho intermediario.

  • Una guerra de precios, tal cual. Es lo que se fue desatando a medida que evolucionaba la pandemia, faltaba stock de muchos suministros y surgían intermediarios ávidos de hacer negocio con estas necesidades. Pero no basta con intuirlo, hay que demostrarlo con datos e ir al detalle para conocer las responsabilidades. Las mascarillas FFP2, por las que unas administraciones llegaron a pagar 25 céntimos y otras 8 euros la unidad, son un buen ejemplo.

  • No estar preparados, incluso cuando la pandemia ya se nos echaba encima, costó muchos millones al erario público. Los precios de algunos suministros se multiplicaron por 10 en semanas. ¿Hubo empresas que se aprovecharon? Sí. ¿Vendieron los mismos productos a unas administraciones más caros, y otras más baratos, incluso en el mismo día? Sí. ¿Hubo organismos públicos que pagaban de más, incluso cuando los precios ya habían bajado? También.

  • Hemos encontrado muchos errores en los datos que publican las administraciones. Que el Ayuntamiento de Oviedo publique la adjudicación del mantenimiento de seis vehículos por 251.000 millones de euros (143 veces el presupuesto de Sanidad de toda Asturias) obviamente es un fallo en sus datos. Y los que se nos habrán pasado de largo. Pero que ni los propios entes públicos ni las plataformas de contratación detecten los casos más obvios refleja que el problema no es puntual, sino de todo el proceso, que no funciona.

  • La plataforma nacional de contratación recibe los contratos de nuestras administraciones públicas tarde, algunos no los recibe, y ni siquiera sabe cuáles son de emergencia y cuáles no. No tiene esa información. Y no puedes gestionar lo que no puedes medir.

  • Incluso durante una pandemia hay normas de la contratación pública que, aunque sea a posteriori, son de obligado cumplimiento. Y la más importante era la de la transparencia: las adjudicaciones se tenían que haber publicado en 15 días, y hemos demostrado que más de la mitad incumplieron esa regla. Y eso que sepamos. Si se están publicando ahora contratos de febrero de 2020, ¡imagina el número de incumplimientos que faltan por conocer!

  • Extraer, limpiar, estructurar, completar e investigar los datos ha supuesto un esfuerzo titánico de varios meses. Pero el resultado final ha merecido la pena: tenemos la base de datos de contratación de emergencia más exhaustiva que está disponible en España. Ha servido para radiografiar cómo han estado contratando nuestras instituciones y detectar abusos. Con este buscador estamos facilitando su consulta, pero no solo eso. También hemos liberado los datos en Datos Civio.

  • Y no nos conformamos con publicar. Vamos a compartir toda la información que tenemos con las entidades de control y vigilancia de la contratación pública (como ya hicimos el año pasado con miles de contratos menores fraccionados dudosos) para ayudarles a detectar malos usos del procedimiento de emergencia, mejorar su labor de control e incluso sancionar, si procede, irregularidades. Sacarlas a la luz con datos y facilitar soluciones. Ese es nuestro ADN.

Vamos a seguir poniendo el foco en la gestión de lo público -gobierne quien gobierne, todos los días- porque creemos que nos jugamos mucho como sociedad en esto.

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