El BOE recoge la inscripción en el Registro de Fundaciones de una organización, la Fundación Viguelut, que fomenta prácticas engañosas para la salud. La Dirección General de Registros resolvió su petición a finales de 2019, aunque su inscripción fue publicada a mediados de agosto. Viguelut tiene como finalidad “difundir y consolidar el legado” de José Luis Vieira Saco, su fundador y presidente. Aunque entre sus objetivos figuran la protección de “las víctimas de violencia doméstica” y el fomento de “la salud física y mental”, lo cierto es que Viguelut promueve el uso de pseudoterapias. En las últimas semanas, la fundación también se ha unido a los movimientos negacionistas sobre el coronavirus.

Entre los servicios que ofrece Viguelut se encuentra la terapia del campo cuántico y memoria intracelular, a la que bautizan como terapia TCCMI. Según su página web, la supuesta técnica consiste en ayudar a los pacientes a “llevar a la conciencia sus conflictos internos” mediante la aplicación de “los últimos avances en física cuántica, biología celular y neurociencia para transformar los códigos de información caóticos”. Viguelut asegura que su propio fundador, Luis Vieira, es el creador de esta práctica. Sin embargo, él mismo se define como “filántropo, humanista, conferenciante y escritor”, sin demostrar ningún tipo de formación en psicología o psiquiatría.

La práctica de Viguelut encaja dentro de las “pseudoterapias que se suelen ofrecer, basadas en movidas cuánticas y en cuestiones poco contrastadas”

Javier Prado, doctor en psicología clínica

Para Javier Prado, doctor en psicología clínica y vocal de la Asociación de Psicólogos Clínicos y Residentes (ANPIR), la práctica encaja dentro de las “pseudoterapias que se suelen ofrecer, basadas en movidas cuánticas y en cuestiones poco contrastadas”. “No tengo constancia de ningún estudio publicado en una revista científica que describa este tipo de terapia”, añade Rosa Baños, catedrática de Psicopatología de la Universitat de València. La experta en psicología clínica destaca que “no parecen basarse en ninguna teoría reconocida por la comunidad científica”. Otros especialistas consultados califican las prácticas de Viguelut como “esotéricas”. Civio ha preguntado a la fundación por las supuestas evidencias sin recibir contestación.

“Lo lógico es que una terapia en condiciones”, dice Prado, se base en “conocimiento científico consistente”. Y recomienda que, antes de utilizarlas, aquellos interesados verifiquen la cartera de servicios comunes del sistema nacional de salud, el listado provisional sobre pseudoterapias y que comprueben las credenciales de quienes se las ofrecen. Ni Vieira ni el resto de sus compañeros cuentan con formación ni experiencia sanitaria. Y, además, realizan prácticas de dudosa evidencia. Ese es el caso de la kinesiología que ejerce la secretaria de la fundación, Lidia Caballé, que está siendo evaluada como una posible pseudoterapia por Sanidad. El director creativo y patrono de Viguelut, Pere Nolasc Deu, aplica la biodescodificación, descrita como una pseudoterapia por la Organización Médica Colegial. Su utilización puede suponer un riesgo para la salud: según Sanidad, el empleo de prácticas sin base científica puede retrasar o sustituir el uso de tratamientos médicos convencionales, cuya eficacia y seguridad sí ha sido probada.

Rechazo al uso de mascarillas contra el coronavirus

Tras el estallido de la crisis sanitaria, Viguelut también se ha apuntado a las tesis negacionistas sobre la COVID-19. En uno de los últimos vídeos de la fundación, Pere Nolasc Deu critica la “versión oficial sobre el coronavirus”. Y también asegura haber ido a mediados de agosto en el metro de Barcelona sin mascarilla, pese a que la Generalitat de Catalunya obliga a que se utilice “en cualquier espacio cerrado de uso público”, con independencia de la distancia que pueda haber con otras personas. El propio presidente, Luis Vieira, defiende que “los virus, como casi todas las enfermedades, se activan por un mecanismo de defensa”. Sin embargo, esa idea es errónea: la infección del coronavirus se produce en realidad cuando una persona está en contacto con las gotitas que expulsa alguien contagiado al toser, estornudar o hablar, por lo que es importante mantener la distancia interpersonal, lavarse las manos y utilizar mascarillas.

Sin embargo, la recién estrenada fundación comparte a través de sus redes sociales mensajes que ponen en duda las recomendaciones sanitarias. Por ejemplo, Viguelut ha difundido un vídeo donde una mujer afirma de forma engañosa que, al respirar por la nariz, “refrigeramos el cerebro” y advierte de supuestos perjuicios de las mascarillas que no han sido demostrados. La fundación también animó a sus seguidores a acudir a la manifestación antimascarillas celebrada en la madrileña plaza de Colón el pasado 16 de agosto, pidiendo que fueran “tranquilamente con o sin mascarilla”. En ella participaron varios miembros de la fundación, incluido su presidente, Luis Vieira, quien llegó a asegurar que “no hay tantos muertos”. Sin embargo, los datos publicados por el Ministerio de Sanidad y los obtenidos a través del Sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria (MoMo) dicen lo contrario.

¿Qué se necesita para crear una fundación?

El punto clave para que una entidad sea considerada como una fundación, además de cumplir con los trámites burocráticos, es que los fines que persiga sean de interés general. La ley de fundaciones menciona, por ejemplo, los objetivos científicos, sanitarios y de investigación. Además, es obligatorio que se realice una dotación, ya sea en especie o de dinero, que suele ser de 30.000 euros. Entre los beneficios de crear una fundación, destaca la posibilidad de acceder a ciertas subvenciones y la exención del impuesto de transmisiones patrimoniales y del impuesto de sociedades en la mayoría de los supuestos.

Para determinar si se cumple o no el requisito de interés general, el Protectorado de Fundaciones, que depende del Ministerio de Cultura, debe redactar un informe al respecto. En el caso de que sea favorable y se efectúen el resto de trámites, el Ministerio de Justicia inscribe a la organización en el Registro de Fundaciones y su resolución se publica después en el BOE, como ha ocurrido en este caso. Civio ha preguntado al Protectorado de Fundaciones y al Ministerio de Justicia sobre cómo se evalúa el interés general antes de dar luz verde a una fundación, sin recibir respuesta al cierre de este artículo. Javier Prado ve incomprensible que se pueda registrar una fundación de este tipo. “Tiene que estar más vigilado y controlado. Las autoridades sanitarias deberían velar por ello. Que salga esto en el BOE puede hacer pensar al consumidor que es razonable”, comenta a Civio. Y, sin embargo, ni las prácticas que ofrecen ni las opiniones que difunden sobre el coronavirus tienen fundamento.

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